Pero empecemos con Ussía, que por fin, tras días y días esperándole, saca las uñas por el Rey y reparte leña en La Razón con un cabreo supino. "A cada contribuyente español le corresponden 19 céntimos de euro al año como cuota de matenimiento de la Casa del Rey", pero el "rotundo pelmazo de Argamasilla de Alba" –Cayo Lara- "quiere fiscalizar al céntimo el presupuesto Real", mientras le importan un bledo los millones que han regalado a los sindicatos. "El escándalo protagonizado por un yerno del Rey lo están aprovechando algunos para disparar contra la Corona", un deporte que siempre ha molado una barbaridad. "Al Rey no se le puede acusar de tardía reacción (...) Pero los pelmazos de la vieja República y sus corifeos en los medios de comunicación están empeñados en convertir al Rey en sospechoso", dice furioso. "Me figuro que al Rey le habrá herido anímicamente autorizar la descalificación pública del marido de su hija. Y ha actuado antes como Rey que como padre, que es su obligación y así se lo enseñaron". Así que tiene una idea genial para solucionar el embrollo. Los 19 céntimos "los pagamos con mucho gusto una abrumadora mayoría. Si don Cayo, Tardá, Llamazares y los del pendiente –aquí habla de los abertzales- lo hacen a regañadientes que se declaren objetores del pago. Y los contribuyentes que sostenemos" al Rey "podremos declararnos objetores de los dos mil millones de euros que se trajinan los sindicatos UGT y CCOO, y de cuantas subvenciones derrochadas en beneficio de los amigos del poder que se han dilapidado en los años de la Izquierda gobernante. Cínicos". Sublime, Ussía. Salomónico.
El Mundo le toca las narices hoy al Rey en la cabeza de su hija Cristina. Qué peligro. "La sociedad de Urdangarín y la Infanta fabricó facturas falsas". Pedro J. pide explicaciones y apunta a Cristina, no se vaya a ir de rositas. "La sociedad patrimonial en la que participaba la infanta Cristina fabricó facturas falsas. La alarma por todas estas revelaciones obliga al duque de Palma a dar una explicación inmediata".
Pero don Juan Carlos tiene dónde consolarse. El Mundo no solo le amarga el día a él, también Camps se lleva lo suyo. "Los grandes corruptos irrumpieron ayer en escena para agitar a ritmo de grilletes la sastrería que montaron en Valencia vía El Bigotes". Con toda esta parafernalia quiere decir que declararon Crespo y Correa los cabecillas de Gürtel. "Costa fue el reverso de Camps en los modos y en las formas. Centrado, correcto, respetuoso". ¿Qué les habrá hecho Camps para que le tengan esa tirria? Anson sale en defensa del reo. "Ha preferido comparecer ante la justicia y defender su honor. Eso le enaltece". Y si sale absuelto –ay, como salga absuelto- "podría y debería reclamar que Alberto Fabra le devolviera el puesto (...) Para escarnio de aquellos que le han esquivado en los últimos meses". Pero Raúl del Pozo no le ve para nada y no da un duro por él. "En el PP no hay piedad con los compañeros de Valencia", que ya están condenados porque "los han hecho picadillo los telediarios".
La Gaceta no se queda atrás a la hora de atizar al malo de moda. "Urdangarín tiene negocios con un príncipe saudí acusado de violar a una modelo española". Toma. No, si todavía va a ser cómplice de violación. Qué digo, el mismísimo violador, incluso. Y sin embargo miren a Camps, sólo es malo para algunos y una pobre víctima en La Gaceta. "No estamos ante un proceso judicial, sino más bien ante una caza de brujas, chapucera además de sectaria".
Y llegamos al último bofetón a Urdagarín y dejamos descansar a su Majestad. Público también aporta su granito de arena. "La candidatura olímpica de Gallardón también pagó a la trama Nóos". ¿Hay alguien por ahí a quien no sableó este elemento? Y encima, por si la familia no hubiera armado bastaste pelotera, con la madre por ahí defendiendo al yerno y el padre cerrándole la puerta en las narices, viene el niño a enredar. "El príncipe aprovechó un acto en Barcelona para dar un puyazo a su cuñado, de forma sutil, pero inequívoca, al reivindicar la ambición honesta y transparente de la fundación Príncipe de Girona", dice Manuel Rico.
El País prefiere tomarnos el pelo. "La cintas revelan el compadreo de la trama Gürtel con el PP valenciano", dice como haciéndose de nuevas. "Las grabaciones oídas en el juicio prueban el tráfico de influencias", continúa por toda la cara, como si no las hubiera filtrado Prisa hace años letrita a letrita. En el editorial hace de papá de Amaiur. "Grupo para Amaiur", exige. "Hay más razones a favor de que la coalición abertzale tenga voz propia que en contra por más que la forma en que lo reclama Amaiur (...) sea un reflejo de la mentalidad impositiva que sobrevive en ese mundo". Pero son malos modales y ya lo arreglan ellos con unos azotes.
A ABC le hierve la sangre con Amaiur. El editorial cuenta con dolor que el pobre Rey "recibirá al diputado abertzale Mikel Arredondo", pero que es "un trámite obligado, al que Don Juan Carlos no puede ni debe sustraerse, por ser el jefe del Estado y máximo representante del orden constitucional y legal que imponen estas entrevistas puramente formales". Ya, hombre, ya, tranquis, que nadie ha dicho nada, no hace falta justificarle. Martín Ferrand está en plan filósofo. "Si de mí dependiera, Amaiur no estaría; pero está ahí. Las cosas no son como quisiéramos que fuesen", dice tristón. Isabel San Sebastián no se resigna y está hecha una furia. "El conglomerado etarra ha logrado colocarnos su particular caballo de Troya en la sede de la soberanía nacional y, encima se permite la chulería de volver a su vieja fórmula del no pero sí, te la clavo sólo un poquito". Enseguida se da cuenta de que ha dado rienda suelta a su ira y pide perdón. "Disculpen la ordinariez, pero me vence la indignación". Nada, mujer, disculpada y una tilita. Y tanta, tanta discusión y tanto, tanto disgusto cuando Ignacio Camacho lo ve facilísimo. Grupo para UPyD sí; para Amaiur, no. Simple. "Todo para los partidarios de la convivencia y de la libertad, nada para sus adversarios. Pedagogía política fácil de entender. Buenos y malos, como en el libro gordo de Petete". Y a dejarse de tanta gilipollez.