El Mundo dice, a modo de resumen, que "Urgangarín dio pelotazos con un sinfín de empresas y organismos". O como define Pedro J.: "La actividad de Urdangarín era frenética". "Las actividades empresariales del duque de Palma, a base de pelotazos a diestro y siniestro, merecen un rotundo reproche ético e incluso estético, puesto que claramente se aprovechaba de su condición de yerno del Rey para obtener beneficios que, desde luego, no están al alcance de cualquier persona". Pobre Rey, su hija y su yerno forrándose a su costa y él a la luna de Valencia. Y encima Pedro J. con exigencias. La Casa Real debería desvincularse "públicamente de las turbias actividades del marido de la Infanta Cristina" y "no sería conveniente (...) que continuara participando en actos oficiales del Estado". Vale, pero vamos a lo que interesa, ¿le van a echar de la foto de Navidad? Pues se va quedar de lo más desangelada, sin toda la chiquillería Urdangarín.
Sobre el lío del PSOE, Pedro J. da la razón a Guerra, que ayer rajó lo que no está escrito contra Zapatero. Guerra "irrumpió ayer con estrépito en el debate congresual" y "no se le puede negar la razón sus planteamientos sobre la actuación de Zapatero y el PSOE en los últimos años"–pues ha estado de lo más calladito en su escaño-. A Pedro J. le "sorprende un poco que cargue las tintas contra Zapatero y no contra el candidato Rubalcaba". Pues no se de qué se sorprende, la verdad.
A El País lo que le extraña es que "Rubalcaba ha sido aclamado por su partido y recibido por miles de socialistas (..). al grito de ‘presidente, presidente’ pero ahora todo son cautelas respecto a su protagonismo". Raro, raro en verdad. Yo tampoco me lo explico. ¿Será a lo mejor por el batacazo que se ha dado en las elecciones? Es una idea. Y Enrique Gil Calvo sigue enfurruñado con la victoria del PP y algo más que eso con Zapatero por la "injusta derrota de Rubalcaba". Gil Calvo compara lo sucedido con la victoria del PSOE en 2004, cuando el electorado encumbró "inmerecidamente" a Zapatero para "castigar a Aznar". El electorado "se equivocó al elegir a Zapatero en 2004 –toma leñazo- y quizá se haya equivocado hoy al elegir a Rajoy". Qué manía, oye, tenía que ganar Rubalcaba y tenía que ganar. En su opinión, "ha sido un error concederle al PP la mayoría absoluta" y tiene una duda: "¿Nos aguarda una dictadura perfecta (en el sentido de democráticamente elegida) con el PP?". Pues no sabemos. ¿Había una dictadura perfecta con las mayorías absolutas del PSOE?
En el editorial, continúa metiendo caña a Rajoy pese a los pocos resultados que le ha dado en los últimos días. "Los ciudadanos esperan de Rajoy un anuncio inmediato sobre impuestos y mercado laboral", qué va, no tenemos tanta prisa. Y para ver si Rajoy se pica, le toca un poco las narices. "Es de temer que Rajoy y su equipo estén descubriendo ahora la gravedad de la crisis y que todas sus promesas anteriores sean imputables a una deplorable falta de información". Que no os va a dar resultado la estrategia, que no va a soltar prenda.
La Gaceta abre con "otro episodio más del saqueo socialista a España antes de marcharse. Garmendía hipoteca a Rajoy con un crédito de 152 millones a Hispasat". Carlos Dávila sabe algo más que El País. Rajoy ha "mandado silencio" a sus futuros posibles ministros. ¿Y cómo lo sabe?, se preguntarán. Pues resulta que "uno de esos candidatos es un político extremadamente educado, solícito y colaborador que antiende las llamadas telefónicas con suma prestanza. Pues bien; desde hace unas fechas, su teléfono está callado". Mmmm, sospechoso, sospechoso. ¿Quién es, Carlos no nos dejes con la miel en los labios?
En La Razón, César Vidal advierte que Rajoy "tiene ahora que pechar con unos nacionalistas que, por supuesto, sieguen exigiendo sus privilegios. Pues no hay dinero. Simplemente, no lo hay o se embridan las ambiciones nacionalistas y se vuelve a cierta racionalidad o el sistema acabará saltando por los aires".
En ABC, muy entregado a los problemas del PSOE, se ha abierto un debate. Por una parte, Ignacio Camacho cree que "el descalabro electoral no puede achacarse solo a la crisis, sino a la incompetente gestión que hizo de ella el Gobierno (...) El desconcierto de la derrota apunta ahora a un pulso entre viejas glorias y becarios". Je, qué mala uva. Pero Isabel San Sebastián cree quela derrota no se debe ni a la crisis ni a la gestión, sino a "una perversa combinación entre incompetencia e incoherencia, que ha logrado ahuyentar tanto a los apesebrados que respaldan esas siglas por conveniencia como a un porcentaje considerable de quienes lo hacían por convicción".
Público continúa mesándose los cabellos ante la victoria del PP, cómo ha sido posible, con qué derecho. "La catástrofe anunciada se ha consumado", dice el historiador Josep Fontana. "Los votantes han dado el poder a una derecha cerril (...)El voto que ha dado el triunfo al PP es el fruto del miedo de los pobres", ¿es de psiquiatra o no es de psiquiatra? "Se ha elegido a los nuevos gobernantes a sabiendas de que son incapaces de resolver los problemas a los que nos enfrentamos", no como la izquierda, que lo tenía clarísimo. Así que llama a la "lucha por preservar nuestras libertades del ataque combinado que preparan la Iglesia y la derecha". Lo que pinta aquí la Iglesia ya se me escapa.