Es que es la segunda vez y en poco tiempo. La primera fue el caso Marta del Castillo, donde han pasado días, meses y años sin que se haya encontrado el cuerpo de la infortunada joven hasta el momento.
Precisamente, el próximo lunes se celebrará un juicio por asesinato sin la prueba del delito, el cuerpo de la asesinada. Ahora, son los cuerpos -esperamos que vivos- de dos niños desaparecidos en Córdoba hace nada menos que seis días, sin que la Policía, con todos sus medios, haya sido capaz de encontrar dónde están.
Y tres coincidencias. En el primer caso, el ministro del Interior fue Alfredo Pérez Rubalcaba. En el segundo, su sucesor y miembro de su equipo, Antonio Camacho. Otro, el comisario del caso Marta del Castillo, que acaba de ser apartado del caso de los niños de Córdoba. Tres, el río Guadalquivir, donde se ha buscado para encontrar lo que se suponía cuerpos de los niños, quizá imprudentemente.
José y Ruth Bretón Ortiz, los hermanos de dos y seis años, están desaparecidos en Córdoba desde el sábado pasado. Tras todo ese tiempo, tiempo clave en investigaciones sobre secuestros, no se sabe nada. Incluso, en un alarde de despiste sin precedentes, se han buscado en unos restos óseos que resultaron no ser humanos y en el río Guadalquivir, dando a la ciudadanía la impresión de que había habido asesinato de los niños, un crimen que ahora no parece estar claro.
Naturalmente, el escándalo iba creciendo. Ayer mismo, el comisario jefe de la Unidad central de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional (UDEV), Serafín Castro, y los responsables de Homicidios, llegaron a Córdoba para hacerse cargo de la investigación. Al parecer, una medida consecuente ha sido apartar de hecho al comisario Manuel Piedrabuena, jefe de la Brigada de la Policía Judicial de Sevilla, del caso de Córdoba. Pero resulta que Piedrabuena fue el responsable de la investigación del caso Marta del Castillo, caso en el que no se ha sabido dónde está el cuerpo dando la impresión de que todo el cuerpo policial ha sido burlado y escarnecido por la estrategia de unos presuntos asesinos y cómplices que han logrado su objetivo: que no haya cuerpo del delito en el juicio que empieza el lunes.
El caso de los dos hermanos desaparecidos presenta numerosas contradicciones y pistas. Por ejemplo, el padre de los niños, José Bretón, no ha dado explicación suficiente de sus movimientos el día de la desaparición de los niños. Llamó al 112 a las 18,20 del día señalado y diez minutos después a la Policía. Pero mintió al decir que iba a comer con un amigo, comida que no existió. Según el padre, llegó al parque en el que sus hijos desaparecieron a las 17:45 y fue después de las seis cuando apreció su desaparición. Pero nadie le vio con los niños en ese parque. La grabación de las cámaras del parque parece no tener código de tiempo.
Tampoco se sabe de qué hora es la grabación de una cámara de seguridad en la que se ve a Bretón en las proximidades del parque Cruz Conde solo esa misma tarde. Según el padre, a las 17.45 llegó al parque con sus hijos y fue pasadas las seis cuando los perdió de vista. Hasta ayer ninguna de las personas interrogadas por la Policía que estaban en el recinto le habían visto con los niños; sólo repararon en él —tampoco está claro a qué hora— y no parecía preocupado ni buscaba a nadie.
O sea, que hay muchas cosas raras, pero la más rara de todas es que la policía ha dado la impresión de que estamos ante un asesinato cuando, en estos momentos, nadie sabe nada.