La inspección de Trabajo está investigando a dos empresas murcianas por emplear prácticas vejatorias contra sus empleadas. Según las denuncias de los sindicatos, las empresas del grupo El Ciruelo, ubicadas en las poblaciones murcianas de Cieza y Alhama, obligaban a sus empleadas a "pedir permiso para ir al aseo y llevar una tarjeta colgada al cuello cada vez que quieran usarlo". Una encargada debía verlas, y darles permiso para poder acudir a los aseos.
Además, en el almacén Agronativa de Cieza, las mujeres no podían "permanecer más de cinco minutos en el baño" y repartirse las escasas cartulinas entre 400 trabajadoras, que deben turnarse para entrar y salir de la sala de empaquetado, pasar por los dispositivos de control y utilizar el aseo en ese tiempo. Si, por cualquier causa, tardan más de ese tiempo, la empresa les descuenta 30 minutos de su jornada –cobran 5,75 euros la hora-. En consecuencia, las trabajadoras habían reducido su ingesta de líquidos para no tener que acudir al aseo, aunque en muchas ocasiones, sus jornadas superen las 12 horas.
Las trabajadoras estaban sometidas a un doble abuso, ya que sus compañeros varones no tenían ninguna limitación para acudir a los aseos. Una de ellas asegura que nunca olvidará "las bromas de los hombres al ver cómo discutíamos a veces por el turno del servicio. Una humillación".
Prohibido quedarse embarazada
Pero este no es el único abuso que la empresa cometía sobre sus trabajadores. Las propias afectadas han contado a La Opinión de Murcia que la empresa "no les permite" quedarse embarazadas. Una trabajadora rumana asegura que, cuando comunicó su situación de buena esperanza, las encargadas le espetaron: "Aquí se viene a trabajar, no a tener hijos". La empresa la despidió y ahora cuenta que "nunca me había sentido tan humillada en mi vida".
La Federación asegura en un comunicado que "es común el silencio de las victimas de estos abusos por miedo a perder el empleo o ser recriminadas por sus propias familias, quienes temen verse perjudicadas para el mantenimiento y acceso al trabajo". Desde UGT aseguran "que está de moda denigrar a la mujer", haciendo hincapié así en la sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia, que recientemente ha dictaminado que llamar "zorra" a la mujer no es insulto.
Aunque sorprenda, este no es el primer caso, y estos abusos también se comenten en el resto de Europa. Hace unos meses salió a la luz el caso de un empresario noruego que obligaba a sus trabajadoras con la regla a identificarse con un brazalete rojo, para controlar el tiempo que estaban en el baño.
En 2008, el Ayuntamiento de Torremolinos también copó titulares por implantar una normativa que obligaba a justificarse ante su jefe cada vez que los trabajadores se levantaban de la silla. En este caso se utilizaban paneles en los que se apuntaba el tiempo transcurrido y un código para cada caso: uno para comprar una botella de agua, otro para ir al baño...