Este lunes se han conocido algunos datos del sumario del caso contra la SGAE, que instruye el juez Pablo Ruz en la Audiencia Nacional. La Cadena Ser ha tenido acceso a algunos informes policiales y de los peritos que investigan el desvío de fondos de la entidad de autores a la SDAE, de la que se desprenden datos ciertamente reveladores sobre la actividad de la entidad dirigida por Teddy Bautista. El sumario cifra en más de 30 millones de euros los fondos desviados, que se destinaron al uso particular: gastaron en viajes de lujo, compras de todo tipo, hoteles de cinco estrellas y hasta aparecen pagos del carro de la compra.
La Guardia Civil dice en sus informes que se trata de gastos que “no son propios de una actividad de servicios sino más bien de una economía doméstica”. La Radio de Prisa ha accedido a algunas de las facturas que los imputados pasaban a la Sociedad General de Autores, a través de un entramado de asociaciones que no realizaban ninguna actividad que justifique esos ingresos.
Según asegura el informe de Hacienda, entre dichas facturas aparecen gastos de lo más lujosos: compras de carísimos coches, alquiler de apartamentos para las vacaciones de verano, compras de lencería y joyas, viajes a La Habana, y gastos más domésticos como las compras del supermercado. No hay límite para el despilfarro: también aparecen pagos al Hotel Ritz de Nueva York y Copacabana Palace en Rio de Janeiro.
Las cifras dan escalofríos: José Luis Rodríguez Neri –mano derecha de Bautista, y cabecilla de la trama- cargó facturas de una jamonería y de restaurantes en Venecia. Otra de las imputadas, que figura como “Elena Vázquez” gastó más de 215.000 euros en asuntos "completamente particulares", en el año 2007. Las facturas de las joyas también son astronómicas.
Estas facturas revelan el método que emplearon los ahora imputados durante años: pagaron a través de la SGAE toda clase de lujos personales. También la hermana de Neri, Juana Rodríguez Neri, asimismo imputada en el proceso, aparece en el sumario como creadora de una de estas empresas fantasma. Entre las muchas facturas de las que es responsable, hay una que llama poderosamente la atención: 88.970 euros en decoración. Los informes cifran en más de 30 millones de euros el desvío de fondos destinado a estos menesteres.