Un combate de lucha entre dos niños de 8 años celebrado en el norte de Inglaterra ha causado conmoción en el Reino Unido, donde este jueves fue condenado por políticos, organizaciones de la infancia y la profesión médica.
El combate, cuyo vídeo en YouTube se descubrió ayer aunque llevaba colgado un par de semanas, tuvo lugar el 10 de septiembre en un club social de la localidad de Preston, en presencia de 250 espectadores adultos.
Los niños, que no llevaban casco ni ninguna otra protección, luchaban encerrados en un "ring" rodeado con una valla metálica, como en el deporte conocido como "cagefighting" (lucha de jaula).
Aunque la Policía ha investigado el caso y ha confirmado que no ocurrió nada ilegal ni peligroso para los menores, el ministro de Deportes y Cultura, Jeremy Hunt, calificó el espectáculo de "barbarie".
"Está bien atraer a más jóvenes hacia el deporte", sobre todo "después de los problemas del verano" (en alusión a los disturbios en varias ciudades inglesas), pero me pregunto si realmente debe hacerse dentro de una jaula", declaró a la BBC. Hunt expresó también preocupación porque este tipo de deportes sean practicados "por niños tan pequeños".
Por su parte, la organización de protección de la infancia NSPCC pidió a los padres que "no permitan que sus hijos participen en este tipo de luchas", ya que los menores "se están desarrollando aún física y mentalmente".
"Los organizadores de estos eventos deberían pensar cuidadosamente antes de permitir que los niños participen en actividades donde se les incita a ser violentos", afirmó uno de los directores, Chris Cloke.
Una portavoz de la Asociación de médicos británicos dijo a su vez que "los deportes como el boxeo y la lucha en jaula se defienden a veces con el argumento de que los niños aprenden a gestionar su agresividad mediante la disciplina y el control". "Sin embargo -añadió-, hay muchos otros deportes, como atletismo, natación, judo o fútbol que requieren disciplina pero no presentan el mismo riesgo de lesión cerebral".
El padre de uno de los niños que participó en el polémico combate, Nick Hartley, dijo a la cadena pública BBC que su hijo no corrió ningún peligro. "Le encanta este deporte. No es para nada peligroso, es muy controlado. Le gusta hacerlo, nunca le forzamos, pero si quiere hacerlo, pues le dejamos", argumentó. Hartley explicó que a esta edad "lo que hacen es solo forcejear", por lo que "es imposible que salgan heridos", aunque reconoció que, posteriormente, cuando son un poco mayores, se introducen las patadas y los puñetazos, y sí pueden lesionarse.
La propietaria del club de Preston, Michelle Anderson, puntualizó que en realidad los niños no estaban haciendo "lucha en jaula", sino que solo forcejeaban, sin golpes. "Si uno critica esto, tiene que preguntarse también si está bien que los niños hagan boxeo o judo", manifestó. Anderson subrayó que el combate "fue perfectamente legal", ya que se trató de un evento de luchas entres adultos con solo una entre niños "de demostración".