Al Waleed Bin Talal, primo del heredero saudí, es el árabe más rico del mundo, socio de Ruper Murdoch y aspirante a construir el rascacielos más grande del planeta. Es un príncipe millonario y excéntrico, acostumbrado a tener todo cuanto desea, incluidas las mujeres.
Quizás esto fue lo que ocurrió en 2008, cuando una modelo española –su pseudónimo es ‘Soraya’- le denunció por violación. Según relató a la entrevista Interviú hace un par de semanas, las cosas sucedieron del siguiente modo: ella estaba en el reservado de la discoteca ‘El Divino’ de Ibiza, tomando copas junto al Príncipe y otras personas. Lo siguiente que recuerda es despertase en un camarote de un yate –el lujoso Turama- atracado en el puerto de la isla pitiusa. Sobre ella, yacía un hombre: "Lo único que recuerdo es que estaba como en un sueño, como si alguien estuviera encima y me besara. A la vez sentí un fuerte dolor en mis partes y en ese momento me desperté, tendida en una cama, en una habitación oscura, solo con una pequeña luz".
Soraya, que entonces tenía 20 años, denunció lo sucedido a la Policía Nacional. A los agentes les contó que en "en el barco había muchas chicas y chicos, unos treinta más o menos, como si fuera una orgía y había mucha droga" y añadió que, cuando se quiso marchar, le advirtieron: "Esto que ha pasado en el barco no puede salir de aquí, porque son gente muy poderosa de la familia real árabe y te pueden hacer mucho daño. Así que no se lo digas a nadie. Este es nuestro secreto". Según ha declarado, en el acto pensó que le habían echado alguna sustancia en la bebida, que la dejó inconsciente hasta el momento de despertar en el yate.
Entonces comenzó la batalla legal de la joven contras el Príncipe. La juez archivó el caso de violación por considerar que "no había quedado debidamente justificada la perpetración del delito".
No obstante, y gracias a la insistencia de "Soraya", la Audiencia de Palma ordenó en mayo de 2011 la reapertura de las diligencias. La magistrada ponenete de la sala reprochó a la juez que archivó el caso en primera instancia que ni siquiera "le haya sido tomado declaración en calidad de imputado al denunciado".
Los reproches se volvieron justificados cuando los análisis forenses judiciales del Instituto Nacional de Toxicología vinieron a confirmar la versión de la joven. En su orina hallaron restos del sedante dordazepam, así como restos de semen, que previsiblemente aportarán los datos de ADN necesarios para la identificación del hombre que la penetró.
Mientras, la coartada del Príncipe saudí es clara: en agosto de 2008 dice que no estaba en Ibiza. "El supuesto encuentro sencillamente nunca ocurrió", zanja en un comunicado.
Ahora, la juez de Ibiza se encuentra tramitando el envío de una comisión rogatoria a Arabia Saudí para solicitar la declaración como imputado del Príncipe Alwaleed bin Talal.