El inicio de curso político está calentito, calentito, y viendo la prensa cualquiera puede pensar que vive en el mundo al revés, aunque pocas cosas sorprenden ya a todo aquel que sigue la actualidad. Es lo que ocurre viendo la portada de El Mundo. El diario titula que "la Generalitat dice al Supremo que debe someterse a sus leyes". Acabose. Y como la lengua es el conflicto pues también la utilizan como buenamente quieren, que para eso mandan en Cataluña: la inmersión lingüística es ahora "conjunción lingüística". ¡Toma ya! Y se quedan tan ‘a gustito’, como diría un torero muy citado últimamente.
En su columna en el diario de Pedro J., Federico Jiménez Losantos también habla de Cataluña y se centra en el PSC, "el partido de Chacón", que no va a la zaga a CiU en su carrera para ver quién es más nacionalista. De la que quiso ser candidata a la presidencia dice que "no puede ser ministra de Defensa de España, ni recibir los féretros de nuestros soldados, cubiertos por nuestra bandera, la que dedica su acción política a triturarla. No son sus soldados, no es su bandera, no es su nación ¿Y todavía pretende mandar en España el partido de Chacón? Pues sí".
El que no tiene un gran aprecio a los políticos es Sánchez Dragó. Para el escritor la política es una "profesión horrible" e incluso cree que todos ellos son "masoquistas". Así, en su alegato contra lo que dejó de ser un servicio para convertirse en una profesión, asegura que "preferiría ser cualquier cosa, barrendero, sepulturero, paleta, limpiabotas, sin techo, gorrilla, mozo de cuerda, asistenta o puta". Sí, se nota Fernando que no te gustan los políticos. Pero el quid de la cuestión es que "la democracia sale carísima" y Dragó quiere que desaparezcan el 80 por ciento de las leyes. Lo veo difícil, amigo, cuando se va camino de legislar hasta nuestras conciencias. Además, en su tribuna acaba desvelando quién es el ejemplo de político. No les defraudará: Silvio Berlusconi.
Por su parte, el diario El País saca a relucir sus tintes antiisraelíes y patina sobremanera este miércoles con un editorial en el que casi parece que el estado de Israel es el culpable de que una turba de "indignados" egipcios asaltara su embajada. El diario de Prisa parece que buscaba cualquier noticia sobre el tema para soltar su sarta de críticas. El periódico asegura que "la primavera árabe está resultando extremadamente complicada para Israel". No te fastidia. Si asaltan tu casa, no debe ser una situación sencilla, aunque el rotativo sigue empeñándose en alabar todo lo que tenga que ver con eso que llaman "primavera árabe". También aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para criticar el asalto a la flotilla, que para El País llevaba "suministros humanitarios" y que hizo caso omiso a las múltiples advertencias israelíes. Y por último habla del estado Palestino. "Israel reacciona encastillándose en su soledad de nación incomprendida", critica el editorial.
Además, Javier Pradera rescata lo del patrimonio de los diputados para defender a los políticos de izquierdas. "El capital de Engels", titula un clarificador artículo y antes de defender a sus señorías se siente en la obligación de echar un cable al fundador del PSOE. "El austero Pablo Iglesias soportó la calumniosa leyenda según la cual viajaba habitualmente en coche-cama con un abrigo de pieles sobre los hombros pero que al llegar a su destino se bajaba del tren vestido de pordiosero". Pobrecito. Y ya puesto asegura que "todavía hoy subsisten restos de esa mirada desconfiada sobre la izquierda". Sin embargo, no hay tanta misericordia con la derecha y ahí que cita los sueldos de Rajoy, Cospedal, Mato, Pons, Moragas, Montoro, Arenas o Trillo. A jorobarse populares, que para eso no sois socialistas ni primos de Iglesias o Engels.
Como no podía ser de otra manera, José Bono tiene su espacio fijo en La Gaceta. Hoy el diario de Intereconomía no necesita sacar trapos sucios ahora que se están devorando entre los propios socialistas. Así, publican las palabras del expresidente extremeño, Fernández Vara, que asegura que "estoy convencido de que cuando Pepe Bono hace algo, siempre lo hace con segundas, terceras y hasta cuartas intenciones". Lo mismo se puede decir de sus casas y áticos: su primera residencia, su segunda, la tercera finca, el cuarto ático...
Por su parte, Público está que trina con Aguirre, aunque esto debe ser uno de sus puntos fundacionales. Ahora, bajo el pretexto del conflicto con los profesores interinos. En un titular de portada extremadamente grande se empeñan en demostrar que "los profesores españoles trabajan más que los europeos" y olvidan que la ampliación de las dos horas es algo que contempla la ley y que incluso la popular podría haber subido una hora más. El director del diario del multimillonario Roures ataca a la presidenta madrileña por el "carácter infame de la acusación de vagancia lanzada contra los profesores".
También en Público, Juan Carlos Escudier habla del infierno. Míralos, para esto si se acuerdan de las cosas de arriba, o de abajo en este caso. "A los votantes se les pide que opten por el infierno que les resulte más acogedor", afirma. ¿Quién puede representar al demonio en este asunto? Efectivamente, no se equivocan. Sigue el columnista asegurando que "aquí el PP lleva ventaja, porque son muchos los achicharrados por los socialistas que han perdido el miedo a que llegue Mariano con el soplete".
En Cataluña, al menos las autoridades tienen miedo a algo más que a la lengua española. Ya es un consuelo. Según La Razón, la Generalidad "frena por ley la proliferación de mezquitas" por lo que los ayuntamientos "dejarán de reservar suelo y deberán valorar el arraigo de cada culto religioso". Veremos si es que el miedo viene por un "ataque" futuro del árabe a la intocable lengua catalana. Todo se andará...
Mientras tanto, Alfonso Ussía habla de "el día cabreado" y rescata con razón cómo durante la Díada "el público asiste al acto para abuchear a los políticos". Los decibelios crecen, además, dependiendo de tu grado de nacionalismo o ultranacionalismo. "En sus rostros se dibuja la crispación y el resentimiento, y me pregunto yo si tan extendida actitud es la más recomendable para celebrar lo que sea".
Por último, en ABC Gabriel Albiac se siente en la encrucijada de tener que elegir entre ser siervo de Alá y siervo de Gadafi. En su opinión, no hay color. "A Gadafi, por lo menos, se le podía pegar un tiro. O hacer que se lo pegaran los franceses, en nombre de la libertad, la democracia y el número hegemónico del número de barriles de crudo pactado por Sarkozy con el Consejo nacional Transitorio en el documento del mes de abril hecho público".