Ocurría durante el debate de la moción de ERC sobre la identidad y la lengua catalana. La portavoz de UPyD, Rosa Díez, hacía uso de los tres minutos que le corresponden como miembro del grupo Mixto para atacar duramente al portavoz republicano, Joan Ridao, quien “aunque en catalán, ha llamado al desacato a las sentencias y resoluciones judiciales”.
Díez se encargaba de recordar la doble responsabilidad que tienen los políticos como representantes de la ciudadanía: las de “cumplir y hacer cumplir la ley” y hacía una propuesta para los que la vulneran de forma flagrante:
“Si de mi depende reformaremos el Código Penal para que haya una inhabilitación automática de aquellas autoridades que no cumplan las sentencias de los tribunales y que no cumplan la Ley porque ¡ya está bien de impunidad! Ya está bien de que los ciudadanos tengan que cumplir las leyes y los responsables políticos se puedan permitir el lujo, no solamente de no cumplirlas, sino de anunciar que no las van a cumplir y de animar a que no se cumplan”.
Después, clavaba su mirada en el portavoz de Esquerra: “Mire, señor Ridao, Ni la política ni el Estado está para promover identidades ni para proteger sentimientos sino para garantizar derechos a los ciudadanos”. La líder de UPyD parecía perder la paciencia con el independentista: “¡Ya está bien de identidades! ¿Qué es eso de la apelación a la identidad? Pero, ¡qué viejo! ¡Qué antiguo! ¡Qué poco democrático!”, decía en referencia a los “términos reales” de la democracia, basada en los derechos de cada uno de los ciudadanos.
Y continuaba con su dura crítica hacia aquellos que constantemente ejecutan “la apelación a la tribu y a la identidad... pero ¡Qué horror!”. Rosa Díez concluía con un alegato en defensa de los problemas y derechos de los ciudadanos, porque “estamos aquí en el Parlamento nacional, ¡con la que esta cayendo! ¡con las preocupaciones que tienen el conjunto de sus ciudadanos!”.
Ridao: “para algunos Dios es español y habla castellano”
Por su parte, Joan Ridao le miraba con rictus serio desde su escaño. Justo antes, el portavoz del grupo proponente defendía su iniciativa desde la tribuna de oradores recordado la legislación que ha avalado el modelo lingüístico catalán en la historia de la democracia. Y aludía a que el problema “no es educativo sino sino jurídico y político porque hay quien quiere quebrar el modelo de Cataluña que es un modelo de éxito”
La guinda la colocaba al definir el llamamiento al desacato de la Generalitat y de su propio partido como consecuencia de un “nuevo conflicto político de primer orden. Aquí lo que está en juego es una concepción supremacista de la lengua. Aquí lo que está en juego es que para algunos Dios es español y habla castellano y hay algunas lenguas como el castellano que es para ir por todo el mundo y otras que son para estar en casa con el albornoz y las pantuflas puestas, que es el catalán”.
Tras definir el problema como un “intento innoble de acabar con la paz social segregando a los niños”, justificó el desacato. “No nos dejan más remedio que ir a la desobediencia civil y a no acatar esta sentencia por injusta”.