La maniobra, realizada a última hora, evita que las obras de músicos tan celebrados como Cliff Richards, Los Beatles y los Rolling Stones, que estaban a punto de expirar y pasar a ser de dominio público, sigan en manos de sus responsables.
Algunas de ellas, de hecho, ya estaban incluidas bajo ese nuevo régimen. Los éxitos de los 60, toda una cantera de rockeros que aún siguen causando sensación, estaban a punto de dejar de generar pingües beneficios.
La decisión de Bruselas de prorrogar de 50 a 70 años la directiva que incluye el copyright de las obras permitirá que sus herederos, o aquellos que tienen la fortuna de poseer los derechos de sus canciones, sigan recibiendo beneficios por modificaciones y republicaciones de una obra.
La modificación de este estatuto está a un paso de aprobarse y sólo queda que el consejo de ministros ofrezca su voto afirmativo hacia la iniciativa, que muchos ya apodan como "ley Cliff Richards". La ley afecta a la grabación de esos éxitos, y no a su fecha de composición.
Las críticas no se han hecho esperar. Hay quienes alegan que la nueva prórroga sólo beneficiará a los viejos dinosaurios de la música, y recuerdan que limita los derechos de explotación pública de estas obras según la legislación vigente, después de medio siglo de beneficios para sus responsables.