Empezamos nuestro repaso por El Mundo, que lo ve casi todo negro: "5-S: lunes de pánico" y una foto muy recortada de un índice bursátil desplomándose. No hay letras ni números, sólo la línea electrónica dibujando una imparable y muy simbólica caída.
El editorial se pregunta "si España podrá aguantar hasta el 20 de noviembre sin una ayuda de la UE o del FMI que le permita reducir su dependencia de los mercados de capitales". A todos nos gustaría saberlo, pero más que nadie a Rubalcaba y Rajoy, sin duda.
En el interior el tema que resulta más interesante es lo relativo al "modelo lingüístico" de Cataluña, con dos artículos que vale la pena leer: uno de Salvador Sostres y otro de José Domingo, el presidente de Impulso Ciudadano. El columnista nos habla de la "estrategia del nacionalismo" de CiU, que consiste en lo que define muy bien como "vivir como si", es decir: "Vivir como si fuéramos un Estado perfectamente soberano: Tener un sistema educativo con el catalán como única lengua vehicular ‘como si’ el español no fuera una lengua oficial en Cataluña". En definitiva: "Como si fuéramos independientes, pero sin pagar el precio de serlo".
En El País hablan de "miedo en las bolsas" pero, sobre todo, destaca el periódico de Prisa por el impresionante ataque de ego que sufren. Para empezar, la imagen de portada para Felipe González, con la información sobre el importantísimo "Consejo para el Futuro de Europa" como segunda noticia del día. Por si no es suficiente con preclaros prebostes como Schröder, Delors o el propio González, este órgano, del que ustedes seguro que conocen todo y cuyas previsiones esperamos todos como quien espera el perdón (ejem), tiene entre sus miembros... a Juan Luis Cebrián. Pequeño detalle que no pasa desapercibido en la imagen que ocupa casi dos páginas, la dos y la tres, nada menos.
Y si esto no les parece suficiente egolatría (o peloteo), vayan al editorial principal en el que los de Prisa descubren que en Irán o Cuba no se respetan bien del todo los derechos humanos. Para enterarse, eso sí, han tenido que echar a sus corresponsales, que hasta ahora la cosa se guardaba prácticamente en secreto.
En ABC la palabra también es "miedo", pero en un cuerpo de letra enorme, con color negro negrísimo y con desesperado broker bursátil de fondo. De lo más tranquilizador, vamos. Sin embargo, en el editorial se aboga por la calma: "No sirve de nada azuzar constantemente el miedo". Critican los de Vocento a los políticos, como Lagarde, y dicen que "la crisis no se puede manejar como las previsiones meteorológicas, decretando alertas de lluvia como medidas preventivas".
En el interior, imprescindible el artículo de Tomás Cuesta, que analiza la reacción oficial y oficiosa a la sentencia del TSJC y lo hace, por supuesto, con acierto: "El catalanismo encaja las sentencias judiciales en contra con el mismo gesto que un intolerante a la lactosa se enfrenta a una cuajada". Claro, si por lo menos fuera una crema catalana...
En La Razón se deciden por "temor", pero lo más destacado es ver cómo se desviven este martes por Telefónica con un despliegue sin precedentes: gran fotografía en portada, información en las primeras páginas e, incluso, editorial para cantar los aciertos de Alierta.
Destaca como casi siempre el artículo de Ussía, en esta ocasión un panegírico sobre Manuel Fraga que no puede contener más elogios, también en este caso merecidos, que conste. Destaca el columnista la honradez de Don Manuel, sus 50 años en la política y dice que la "obra fundamental" del viejo político es "el partido político europeísta y conservador que supo crear y fundar". Una obra que "está ahí, ya sin complejos en sus votantes y no tanto en sus dirigentes".
Por último, en Público, pasados ya al rubalcabismo más rampante, hacen una de sus portadas "originales" con el candidato socialista y Rajoy separados por su visión de los impuestos. Lo que es intentar sacar de donde tan poco hay...
Lo más llamativo, sin embargo, es el ataque de sinceridad de Manuel Saco, que critica a la dictadura castrista (sí, han leído bien) aunque para que no se le desmande la parroquia lo adorna con la habitual y furibunda homilía contra la Iglesia Católica. Habla del los famosos "nuestros hijos de puta" y concluye Manuel Saco, que quizá, "también es posible que el hideputa sea yo". Dicho queda.