Larga noche del viernes para las fuerzas de seguridad. La manifestación ilegal de los "indignados laicos" acabó en escaramuzas de pequeños grupos de radicales que echaban a correr con el objetivo final de llegar a la Puerta del Sol, tomada por la Policía.
La presencia policial fue muy fuerte en el centro de la capital, helicóptero incluido. Y esto provocó una imagen muy negativa para la ciudad, con viandantes –muchos de ellos menores de edad- que se veían envueltos en las escaramuzas de los radicales.
Una vez más los peregrinos de la JMJ fueron las víctimas de los manifestantes, que tras empezar juntos la marcha -no eran más de dos mil- acabaron dividiéndose en grupos de 10 o 20 personas, algunos muy peligrosos. Fueron estos quienes insultaron a jóvenes que visitan Madrid para ver al Papa, al que llamaron "pederasta". Otros quisieron "reventar" el Vía Crucis, pero los agentes no se lo permitieron.
La Policía nunca llegó a cargar contra los manifestantes, a pesar de que las escaramuzas duraron más de cinco horas. Sí se pidió la identificación a varias decenas de personas. En muchos casos los agentes grabaron con cámaras de vídeo los insultos, provocaciones, burlas e incluso ataques de los radicales. Es su respuesta a las críticas de "abuso policial" en la que se escudan los manifestantes.