Nunca antes había ocurrido en la historia. Lo mejor de la Semana Santa de España en pleno corazón de Madrid y en verano. Las más cuidadas piezas, las que más devoción despiertan, para deleite de los cientos de miles de ciudadanos y visitantes que abarrotan la capital y con un gran objetivo, que su Santidad el Papa no olvide este viaje pastoral.
Un Vía Crucis espectacular, único e inigualable. Los quince tronos procesionales más significativos de nuestra historia cofrade ante el Santo Padre y, en consecuencia, ante todo aquél que quiera ir a disfrutar de su belleza.
El jueves, un día antes al gran día, los quince pasos de Semana Santa se trasladaron de manera solemne en plena noche, para que todo quedase dispuesto de cara a los actos centrales de la "Madrugá" del viernes. Fueron miles y miles quienes admiraron estas joyas artísticas, barroquismo en estado puro.
La Última Cena de Salzillo
Las quince esculturas, procedentes de doce ciudades españolas, han estado expuestas al público durante toda la jornada en el madrileño Paseo de Recoletos. Entre ellas, y traída desde Murcia, La Última Cena obra del escultor barroco español Francisco Salzillo, uno de los iconos del arte devocional patrio, protegido -como los demás- por un importante despliegue de seguridad.
"La obra ha estado en el Ayuntamiento de Madrid desde el 16 de agosto y la han traído a Recoletos a las seis de la mañana 28 nazarenos estantes. Han tardado una hora en desplazarla", ha explicado Francisco Pedredo, el comisario de pasos y patrimonio de la Cofradía de Jesús de Murcia.
Devoción por el Cristo de Mena
Otro de los grandes protagonistas es, como no podría ser de otra forma, el malagueño Cristo de Mena, escoltado por la Legión. La devoción es tal que en Semana Santa la capital de la Costa del Sol recibe a miles de visitantes sólo para verle. Su traslado, el jueves, fue grandioso: escoltado por cientos de militares, el paso salió de la Catedral Castrense de las Fuerzas Armadas con dirección al cuartel del Ejército del Aire en Moncloa ante los vítores de los ciudadanos.
Tras ello, puso camino hacia la Cibeles, donde más allá de la medianoche coincidió contra otra hermandad malagueña, la del Prendimiento, que había comenzado su ruta desde el Ayuntamiento de Madrid. El encuentro fue de lo más emotivo.
Los siguientes en llevar a cabo el tradicional traslado fueron los cuatro habitantes de la Colegiata de San Isidro, y más tarde el Jesús del Gran Poder, la Caída de Úbeda, la Candelaria de Jerez y el Despojado de Granada. Las demás cofradías prefirieron esperar hasta el amanecer de este viernes, donde se espera una eclosión total de sentimientos.