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El PP exige la dimisión fulminante de Carrión y que Camacho dé la cara

El PP cree que los radicales están ganando el pulso al Estado y eleva el tono: dimisión inmediata de Carrión y petición de explicaciones a Camacho.

Mariano Rajoy reunió, con carácter extraordinario, a su Comité de Dirección en la sede nacional de su partido con varios asuntos calientes encima de la mesa. Aunque en principio el despacho tenía como único punto del día los nuevos "parches" del Ejecutivo contra la crisis económica -así denominan en el PP las medidas aprobadas este viernes-, los sucesos violentos paralelos a la visita de su Santidad el Papa se colaron con fuerza, pues al fin y a la postre demuestran que el Gobierno "ya no puede ni hacer valer el Estado de Derecho".

Para el principal partido de la oposición, lo que está acaeciendo en Sol dejó hace tiempo de tener "algún sentido" para pasar a convertirse en "un pulso constante" contra las leyes, que ganan por goleada los radicales. Éste es el diagnóstico de uno de los maitines reunidos, que añade que "la gravedad añadida" es que "con las agresiones a los peregrinos" se ha subido un peldaño más en el "dramático" tira y afloja.

La idea que esgrimen en Génova para reprobar la acción del Gobierno y acusarle de todos los males es nítida: había informes policiales que rechazaban la manifestación anti-papa pero "miraron para otro lado" con el fin de no tomar decisiones. Y el resultado no pudo ser más "desastroso": insultos y ataques a los seguidores del Santo Padre, la mayoría menores de edad.

Por ello, María Dolores de Cospedal no pudo ser más contundente en la rueda de prensa posterior al Comité de Dirección: dimisión inmediata de la delegada del Gobierno en la capital, Dolores de Carrión. La secretaria general de los populares se sumaba así a un batallón de colegas de partido descontentos, que además se fijaron en el ministro del Interior, Antonio Camacho, para exigirle que dé la cara en el Congreso de los Diputados: "Es impresentable que aún no haya dado una explicación", zanjan.

"Bochorno" o "intolerancia sin límites" fueron algunos de los calificativos utilizados por la número dos del PP, partido con un importante puñado de cargos de profundas creencias católicas, para añadir a renglón seguido que los incidentes fueron "una falta de respeto a la libertad religiosa y de expresión".

Evidentemente, concluyó, ésta no es una buena imagen para el país, como queda constatado echando un vistazo a la prensa internacional, que pone el acento en la radicalidad de los laicos.

Dicho lo cual, quiso dejar claro que "afortunadamente" esa fotografía está siendo "sobrepasada" por el "éxito" que están teniendo las jornadas. Y es que, arguyó Cospedal, Madrid es hoy tierra "de una alegría, un saber estar, saber vivir y sacar lo más positivo del ser humano que son envidiables en estos tiempos".

Ya en privado, dirigentes de alto rango consultados por este diario coinciden en que no ven una solución "a corto plazo" para "el polvorín" en que se ha convertido la Puerta del Sol, lugar donde "ya no existe la tolerancia". El PP tiene claro lo que habría que hacer: "Estado de Derecho", pero destacan que en ese pulso que hoy se mantiene "el Gobierno no tiene intención alguna de hacer fuerza".

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