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El calor no merma el entusiasmo de los peregrinos de la JMJ

Miles de jóvenes esperan en un ambiente festivo y pacífico la llegada del Papa, que compartirá con ellos las jornadas de la JMJ.

Cientos de miles de jóvenes católicos, llegados a Madrid incluso desde los rincones más alejados del planeta, esperan impacientes en la calle, en un ambiente festivo, la llegada de Benedicto XVI, que desde el jueves y hasta el domingo compartirá con ellos una nueva Jornada Mundial de la Juventud.

Es la primera vez que Benedicto XVI, que llegará a mediodía a Madrid, al aeropuerto de Barajas, donde será recibido por los Reyes y por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, visita la capital, si bien es tu tercer viaje a España.

Hace menos de un año, en noviembre pasado, el sucesor de Juan Pablo II estuvo en Barcelona y Santiago de Compostela, para consagrar el templo de la Sagrada Familia y orar como un peregrino más ante la tumba del Apóstol Santiago, y en julio de 2006 asistió en Valencia a un multitudinario encuentro de familias católicas.

Las altas temperaturas, el calor sofocante que desde hace días hacen de Madrid un auténtico horno, más insoportable si cabe en el centro de la ciudad, cerrado al tráfico desde ayer, no impedirán que mañana cientos de miles de personas se echen a la calle para ver al Papa, aunque sea en su paso fugaz a bordo del "papamóvil", en el que se desplazará desde el aeropuerto hasta la Nunciatura, su residencia mientras esté en Madrid.

Aunque mañana el calor seguirá instalado en Madrid, la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología habla de un "ligero", muy ligero, descenso de las temperaturas.

Cuando a las 19.30 horas Benedicto XVI llegue a la Plaza de la Independencia, a bordo del "papamóvil", el sol empezará su ocaso sobre el cielo de Madrid. Allí, en la Puerta de Alcalá, en tan histórico y emblemático monumento de la ciudad, se producirá el recibimiento institucional y también allí recibirá, de manos del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, las llaves que de forma simbólica le permitirán abrir muchas otras puertas.

Poco antes, a pie y en compañía de jóvenes de los cinco continentes, el Pontífice pasará bajo el arco central de la Puerta, simbolizando así su entrada en la ciudad de la que será huésped hasta el domingo y a la que han viajado miles y miles de jóvenes -la organización de la JMJ 2011 habla de más de millón y medio- para reunirse con él, escuchar su palabra y orar juntos.

Pero el gran recibimiento, el masivo, el popular, el más festivo y emocionante, se producirá a escasos metros, en la Plaza de Cibeles, que junto al aeródromo de Cuatro Vientos son los dos grandes escenarios de esta XXVI Jornada Mundial de la Juventud, la segunda que se celebra en España, después de la que Juan Pablo II presidió en Santiago de Compostela en 1989.

En Cibeles, ayer por la tarde, con una misa oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, acompañado por centenares de obispos y cardenales de todo el mundo, arrancaba oficialmente la JMJ.

Hoy miércoles, víspera de la llegada del Pontífice, la Jornada seguía en el Parque del Retiro con su multitudinario rito del perdón, que miles y miles de peregrinos han aprovechado para pasar por alguno de los más de doscientos confesionarios allí instalados, y en los que se suministra dicho sacramento.

Organizados por grupos lingüísticos -más de treinta idiomas-, esta mañana los peregrinos han podido asistir a las catequesis que han impartido por toda la ciudad y en numerosos pueblos los obispos llegados a Madrid.

El resto de la jornada los peregrinos aprovecharán para conocer Madrid y sus monumentos o para participar en los muchos actos de la agenda cultural paralela a las celebraciones de carácter religioso.

Desde el gran escenario instalado en Cibeles, en la plaza cuyo centro preside la diosa que es símbolo de la ciudad, sentada en su carro tirado por dos leones, el Papa hablará a los peregrinos, en el que será su segundo discurso desde su llegada a Madrid. Está previsto que el Pontífice hable en otras diez ocasiones.

Mientras las calles y plazas de la ciudad viven en un ambiente festivo la víspera de la llegada del Papa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, hasta un total de diez mil agentes, trabajan para que todo transcurra sin sobresaltos, lo mismo que los operarios municipales de la limpieza, más de 1.400, para que todo luzca inmaculado.

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