Y es en ABC donde más cancha se le da a la herencia de Cayetana Fitz-James Stuart, entrevistada por la colaboradora de esta casa Beatriz Cortázar y que, para nuestra tranquilidad (el que no estuviese preocupado por el tema que levante la mano), ha dejado arreglado el tema de su herencia.
Por supuesto, el diario de Vocento presta atención a temas con algo más de enjundia política como la financiación autonómica, sobre la que les recomiendo leer el artículo de Ignacio Camacho que define bien la situación: "Es el Estado prestándose dinero a sí mismo para hacer frente a una deuda contable interna, un bucle de sinrazón contradictoria". Y es que "hemos desacoplado la estructura pública en un carajal de taifas descontroladas y ahora que toca atornillarla por razones de fuerza mayor echamos en falta los pernos que hemos soltado cuando jugábamos con un mecano sin el plano de las piezas".
En el interior, una noticia que causará la depresión de los que creen en el buen salvaje: hasta ahora no se sabía muy bien por qué habían desaparecido los neardentales y resulta que la cosa es bastante sencilla: nuestros ancestros lo avasallaron. Quizá eran los propios neardentales los buenos salvajes, pero entre que nada tenemos que ver con ellos y lo bien que les fue la cosa, no deja de ser deprimente.
En El Mundo el protagonismo es para Bermúdez y Rubalcaba, vaya par de dos, pero lo que más nos sorprende es, una vez más, el articulillo de Antonio Gala, que hoy se lamenta de los ancianos que mueren solos y saca de esa dura realidad una conclusión sorprendente: "Es para coger a quienes se oponen a la eutanasia y meterles la cabeza en agua hirviendo". Esto debe ser uno de esos "discursos del odio" que tanto preocupan a Tomás Gómez, ¿no?
"Reflexiono, miro al jardín, al cielo y preferiría morirme en este instante", dice el escritor sin caer en la cuenta, quizá, de que el suicidio y la eutanasia son cosas diferentes. En resumen: tiemblen los abuelos solitarios...
Lo más divertido es la polémica, que el propio diario de Unidad Editorial airea como no podía ser de otra forma, por la reflexión-advertencia que les ha mandado el Instituto de la Mujer por dos fotos asquerosas y machistas: en una de ellas, para que ustedes se hagan una idea, una joven mostraba sus pechos a la multitud sanferminera.
Es cierto que la escena era un tanto grotesca, pero lo importante del asunto es que la joven se entere de que su tetas no son suyas y no las puede mostrar cuando quiera porque eso "pone de manifiesto que el cuerpo femenino está a libre disposición para el disfrute y diversión de los varones, cosa que es discriminatoria" suponemos que incluso en el caso, no tan improbable, de que la fémina también disfrute y se divierta.
Y luego hablamos del beaterío.
Hablando de fotos, curiosa decisión la que toma El País: si una foto provoca polémica porque saca a un Jesucristo con un crucifijo de taparrabos y hay quién la considera ofensiva, ¿cómo doy la información? Pues colocando la foto de marras en portada a buen tamaño. Conste en acta que como empresa privada que son están en su derecho, pero luego que no tengan el morro tan fino para otras cosas.
Por lo demás, tiene el periódico de Prisa y Liberty uno de esos días en los que sólo podemos recomendar su lectura como seguro somnífero, sobre todo ahora en verano que con el calor se pueden tener problemas para conciliar el sueño. Si ese es su caso no se preocupe: guarde como oro en paño el artículo de Caldera, vicepresidente de la Fundación Ideas (recomendación al margen: le pueden llamar Fundición de Ideas y quedará mejor) y recupérenlo las noches de más duro insomnio: la colección de tópicos, falsedades históricamente demostradas y consignas vacuas tendrá sobre ustedes un efecto que igual hasta astillan la cama.
Y si se quieren divertir lo suyo lo mejor es que lean Público, que hoy viene imperial gracias al estreno de su suplemento veraniego "Libre". Qué nombre tan bien escogido, pardiez, tan bien tan bien que uno de los primeros contenidos es una especie de gráfico sobre como "Ernesto" se convirtió en el "Che".
Está bien, porque así no cuentan las barbaridades que hizo como Che, y tiene algunos detalles entrañables como que conoció "la dureza de las minas compartiendo una fría noche con un matrimonio de obreros comunistas". Vamos, que conocer lo que se dice conocer, de oídas.
El suplemento se completa y sube de nivel con una sección de "libros que no leer" que es tan sincera que el propio reseñador tampoco se ha tomado la molestia de haberlos leído. Puede que sea predicar con el ejemplo, pero periodísticamente...
Hablando de lecturas, da el rotativo de Roures gran despliegue a un sesudo documento de IU sobre creación de 400.000 empleos "verdes y sociales". El plan "sólo" supondría 10.000 millones de euros, una minucia, y está explicado con detalle en un documento... de tres folios.
En La Gaceta hay que leer la parrafada que Dávila le sacude al CIS (Centro de Investigaciones Socialistas) del que dice que "tiene el mismo prestigio que una clase de filosofía de Belén Esteban". Una falta de respeto... hacia la princesa del pueblo.
Pero lo más sorprendente es el excelente y "sostriano" artículo que se marca Joaquín Leguina en el que nos explica su nostalgia de los ombligos femeninos cuya contemplación "me producía escalofríos".
Ahora la moda va más por la pechuga, cosa que desagrada a Leguina, pese a lo cual no hace mucho se cruzó con "una cuarentona de carnes prietas" y se quedó "prendado de aquellas dos semiesferas vibrantes e, hipnotizado, ya no pude parar y seguí detrás de aquellos glúteos que, ora arriba, ora abajo, se mostraban más vivos que lo haya estado jamás criatura alguna".
Cuidado Don Joaquín: el Instituto de la Mujer nos vigila.