El sargento de la Guardia Civil Ángel Luis J.T., supuesto autor del tiroteo ocurrido el martes en un gimnasio ubicado en la plaza de la República Dominicana de Madrid, ha fallecido en el Hospital Gregorio Marañón, donde ingresó en estado muy grave al presentar una herida de fuego en la cabeza, confirmaron a Europa Press fuentes del centro hospitalario.
Ángel Luis J.T. tenía 45 años. Al parecer, el martes se trasladó hasta el citado gimnasio y, tras descerrajar seis tiros sobre Marcos H.H., de 28 años y trabajador de las instalaciones, se disparó un tiro en la cabeza, según testigos presenciales.
Los hechos ocurrieron en los vestuarios masculinos del centro, poco antes de las 17:00 horas del martes. La sala del 091 recibió una llamada en la que se alertaba de que se había producido un tiroteo en el interior de un gimnasio ubicado en la plaza de la República Dominicana, número 8.
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron varios radiopatrullas del GAC de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana así como los servicios sanitarios, que encontraron a su llegada a una persona fallecida por arma de fuego y a otra herida de gravedad.
Hasta el gimnasio también se trasladaron miembros de la Policía Científica para realizar la inspección ocular, así como agentes del grupo V de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial, que se encarga de las investigaciones.
Tras el suceso, efectivos del Samur-Protección Civil acudieron al lugar, encontrándose a una de las personas fallecida, con varios impactos de bala, y a la otra persona con un impacto de bala en la cabeza en estado muy grave.
Los sanitarios consiguieron estabilizar a la persona herida que, en ningún momento, entró parada cardiorrespiratoria. Tras realizar la asistencia de urgencia, fue trasladado con pronóstico muy grave al Hospital Gregorio Marañón, donde finalmente ha fallecido.
Los cuerpos estaban "muy cerca uno de otro" en el suelo del vestuario, que se encuentra en el piso bajo del gimnasio. Un usuario del gimnasio fue quien descubrió el cuerpo de una persona tendida en el suelo del vestuario, "ensangrentada" y que llevaba "una pistola en la mano". "Hemos escuchado disparos pero nadie ha pensado que fuesen disparos", ha sentenciado.
En el lugar de los hechos encontraron dos armas de fuego: un revólver y una pistola Beretta, arma reglamentaria de los agentes de la Guardia Civil. Según ha informado a Europa Press un portavoz de la Jefatura, ambas armas pertenecían al sargento fallecido.