Cuenta La Razón que una de las consecuencias de la crisis de identidad que sufre el vicepresidente, ministro del Interior y candidato del PSOE es que se ha hecho un lío con su nombre. En el nuevo cartel "ya no hay rastro de Alfredo P. ni tampoco de Alfredo" y vuelve ¡Rubalcaba! Ese nos suena.
Y está superfeliz con el parto del PP en Extremadura porque, hasta ahora, era "una prolongada anomalía que reflejaba un entramado de muy mala calidad democrática, caciquil y aherrojado por una casta ideológica" que "olía a podrido".
En El País, Javier Casqueiro respira aliviado con la decisión del candidato de definir su identidad. "Y Alfredo P. vuelve a ser Rubalcaba", dice. Y es que no se encontraban ellos a gusto con la tontería esa de Ppunto. "Era un poco ridículo, la verdad", confiesa Casqueiro. "La marca política ya existía, Rubalcaba, y muy potente, por cierto", dice. El lema "escuchar, hacer y explicar" le parece muy mono, aunque también le pone peguitas: "Le falta alguna idea más para completar el retrato". Pues yo lo veo muy contundente. Suena igual que "oír, ver y callar", que mira que era clarito. Cuenta Casqueiro que todo este jaleo con el nombre y demás responde a la "estrategia" que se han marcado tras una "encuesta interna del PSOE bastante potente" que les ha dicho que "el candidato tiene tirón" y lo mejor, que "tiene mejores cualidades intelectuales y oratorias" que Rajoy. Y claro, se lo han creído a pies juntillas.
El diario de Prisa no está tan feliz con Extremadura. "Hay algo profundamente inquietante en la alianza implícita entre PP e IU", dice, aterrador, el editorial. Pero tiene una esperanza para bajar de las nubes a los que están hoy de fiesta. "Dentro de un año" será posible "legalmente convocar nuevas elecciones". Al lorito.
El Mundo también habla de Rubalcaba, que cada día está más indignado y ahora va a plantear listas abiertas. "Lo más chocante es que quien no ha querido primarias y se opuso a ellas cuando las hubo en Madrid levante ahora esa bandera". Pues no sé lo que le choca a Pedro J. a estas alturas de Rubalcaba, Ppunto, Alfredo o quien quiera que sea.
Raúl del Pozo se marca un nuevo capítulo de la vida y obra de Zapatero y hoy cuenta que "se siente tranquilo, sereno, feliz por haber sido presidente de este país durante ocho años". Nos alegramos de que alguien se sienta tan chupi guay en estos tiempos aciagos. Continúa Raúl del Pozo diciendo que gracias al "trabajo riguroso de Rubalcaba, ETA se extingue". Y hace una revelación. "Zapatero me prometió en la copa de Navidad de 2010 que me esperaba en las mismas fechas de 2011". Como Papa Noel. Y atiza a Rajoy, aunque no venga a cuento, con la excusa de los debates electorales que Zapatero "desea de todo corazón". "Él no los negó nunca. El que no quiso en una de las elecciones fue Rajoy porque creía que las tenía ganadas". Pero ¿qué le ha hecho Rajoy a este hombre?
ABC está volcado en los festejos por Extremadura, que "ha colocado al PSOE ante la verdadera dimensión de su debacle. El PSOE no olvidará esta lección", dice en el colmo de la euforia y advierte a Monago que "el programa ganador es el del PP, no el de IU", pobres. Carlos Herrera también da botes de alegría porque se ha "dinamitado la muralla inexpugnable del socialismo extremeño" y se "completa el mapa del desastre para el PSOE" aunque después se le corta el rollo y le entra la depre cuando se percata de que Monago tendrá que "apagar fuegos con la manguera prestada que le ceden tres indígenas de la antípoda política" y "tendrá que vestirse con los harapos ideológicos del progresismo aunque sea para pintar la mona". Pues visto así no es para tirar cohetes.
Hermann Tertsch prefiere atizar a Rubalcaba, entusiasmado con ser "a un tiempo el guardia de la porra y el Cojo manteca", que ahora "la ha tomado con bancos (...) Nuestro ministro del Interior travestido en antisistema" es "un delirio de traca final". Hijo, Hermann, final no, con los buenos ratos que nos está procurando. A Carrascal tampoco le huele bien lo de pimpampum con los bancos. "Conseguirá provocar una estampida hacia sus ventanillas" y plantea una duda existencial. "O no es tan listo como dice o se pasa de listo".
En La Gaceta, Carlos Dávila homenajea a María San Gil. "La política es puñetera", comienza. San Gil "fue resistencia a cuerpo limpio ante la banda de forajidos que la quiso matar todos los días. Me extraña –y no lo voy a entender nunca- que esté sin acomodo (...) Sus memorias no tienen que ser una despedida, sino más bien una bienvenida de nuevo. De personajes así los únicos que quieren prescindir son los asesinos". Público le demuestra que se equivoca. "Jaleada por el ala dura, ignorada por el aparato. Los marianistas planta a su ex compañera Maria San Gil en la presentación de su libro".
