El Códice Calixtino de la Catedral de Santiago de Compostela, uno de los libros más importantes de la Historia de España y de Occidente, se encuentra en paradero desconocido desde el pasado martes. El precio de los pergaminos fue tasado en 1990 en 1.000 millones de pesetas, y todo apunta a que el libro ha sido robado.
El robo de objetos artísticos de valor es una práctica delictiva que cuenta con una vasta historia. Ya en el 3000 a.C., los saqueadores desvalijaban las tumbas de la realeza y las clases altas en el Antiguo Egipto. Cuando las autoridades egipcias descubrían al presunto ladrón, se recurría a diversos métodos de tortura para que este confesara. Si se demostraba la culpabilidad del delincuente, se le condenaba a una pena. La más habitual era la mutilación de orejas, nariz y otras partes del rostro, pero también hubo casos de empalamiento.
Abundan en la Historia los casos de saqueos: en cuanto una ciudad era conquistada, se solía proceder al desvalijamiento de la misma. Quizá, la palma de los saqueos se la lleva Roma, que sufrió ocho –el primero, en el 387 a.C. por los galos, y el último, en 1527, por el ejército imperial de Carlos I de España y V de Alemania-.
En el siglo XX, los robos y hurtos de obras de arte saltan a la opinión pública. Los ladrones, principalmente, se centran en cuadros. En 1947 se crea la Secretaría General de la Interpol que se encarga, principalmente, de la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales. La Secretaría posee, entre otras funciones, la de centralizar la información de las obras robadas, transmitir a los países miembros de esta y socios oficiales la información recibida, y la de desarrollar herramientas para luchar eficazmente contra el tráfico ilícito de bienes culturales.
Los países que más robos de obras de arte sufren son Francia, Polonia, Rusia, Alemania e Italia. Los ladrones actúan, sobre todo, contra particulares, aunque los museos y los lugares de culto figuran también entre los objetivos preferentes.
La Interpol explica que es imposible cuantificar el alcance económico de este fenómeno delictivo. Primero, porque es muy difícil conocer, realmente, la cantidad exacta de obras de arte que se roban. Segundo, porque el valor de los bienes culturales no es el mismo en el país de origen y en el de destino, en caso de que la obra robada salga al extranjero. Además, hay quien no denuncia este tipo de robos a la policía cuando el dinero con el que adquirió la obra de arte no fue declarado por motivos fiscales o por proceder de actividades delictivas.
Por su parte, la Asociación para la Investigación de Crímenes de Arte (ARCA, en sus siglas en inglés) sostiene que, anualmente, se cometen en torno a 100.000 robos de obras, por un importe de entre 6.000 y 8.000 millones de euros.
Según el especialista en robos de arte Thomas McShane, las obras se venden a precio de saldo, a un 10% del precio de mercado. Por ejemplo: un ladrón puede vender un cuadro de 5 millones de euros por 500.000. El dueño de la obra ha perdido 5 millones de euros, pero el que lo ha robado 'sólo' ha conseguido 500.000, por lo que el lucro es mucho menor a lo que se mide en las estadísticas oficiales.
Según McShane, los cuadros robados son adquiridos, sobre todo, por árabes multimillonarios, seguidos por asiáticos.
Entre los robos de obras de arte más famosos de los últimos años se encuentran el de La Madonna del Huso, de Leonardo da Vinci, el de El grito y La Madonna, de Edvard Munch, y el de Maya à la poupèe, de Pablo Picasso.
Los mayores robos de España
El consejo de Patrimonio Histórico informa que, cada año, se producen entre 200 y 250 robos de objetos de Patrimonio Artístico Nacional en España. Los últimos grandes robos de obras de arte que han tenido lugar en España son los siguientes:
- Encuentro de Cristo con los discípulos de Emaús, de El Greco. Acusaron a Erik el Belga de robarlo en 1981. Fue recuperada en 1987.
- Mapa de la Biblioteca Nacional. En agosto de 2007 fueron robados dos mapamundis grabados e ilustrados en la Biblioteca Nacional, que formaban parte de la obra Ptolomeo Cosmografía. El robo supuso de la que por entonces era la directora de la BNE, Rosa Regás.
- La campana de Quart. En marzo de 2010, los ladrones se llevaron una campana que pesaba 100 kilos de la Ermita de San Martín de Castellart, en Quart (Gerona). En la misma ermita, ya habían entrado para llevarse el cableado y una pila bautismal.
- Domicilio de Koplowitz. En 2001 fueron robadas 19 obras en la casa de la empresaria Esther Koplowitz.
- Códice Calixtino de la Catedral de Santiago de Compostela. Se trata de uno de los libros históricos más importantes del mundo y constituye una especie de guía para los peregrinos que seguían el Camino de Santiago en su viaje a la ciudad, con consejos, descripciones de la ruta, de las obras de arte así como de las costumbres locales de las gentes que vivían a lo largo del Camino.