No sería la primera vez que el clero traficara con bienes eclesiales. En algunos pueblos -pongamos Grandas de Salime- todo el pueblo se confabuló para impedir al cura de turno verder bienes de su parroquia.
Pues, eso. Que investiguen.
Ergo ...
Sólo el deán de la catedral y esas otras dos personas, son sospechosas de robo o de ayuda al robo... QUE SE INVESTIGUE.
Esto es cosa de los socialistas; como no hay un ochavo en la caja, están vendiendo todo lo que pueden para sacar algunas perrillas. Puede sonar a chiste, pero seguro que no ando muy descaminado.
Desde luego, es necesario investigar a todos los que tenían acceso al códice; si no tuvieran nada de que ver con el robo, al menos para determinar si ha existido o no negligencia por su parte. Pero debemos cuidarnos mucho de generalizar afirmando que la Iglesia no conserva su patrimonio, que lo malvenden, que trafican con él... Para empezar, en el derecho canónico, desde tiempo inmemorial, existe la prohibición de vender nada sin autorización expresa del obispo que corresponda. Luego quien lo hace no solo atenta contra los intereses de unos parroquianos, sino contra las propias normas eclesiásticas. Ahí está el origen del actual concepto de patrimonio cultural, de su protección jurídica y del interés público por su conservación. Después, tendríamos que considerar seriamente los mecanismos que la Iglesia ha mantenido durante siglos para conservar su patrimonio, que fueron muy eficientes (¿cómo, si no, podría ser el patrimonio de origen eclesiástico el que forma la mayor parte de nuestro legado cultural común?), por qué no funcionan hoy y qué pasa con los bienes que dejan de ser de titularidad eclesiástica (por desamortizaciones, por ejemplo). En fin, que no conviene hacer extensivo este caso de Santiago, aún no aclarado, a la totalidad del gremio clerical, como si fuesen una corporación dedicada al tráfico de obras de arte.