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El obispo de Lérida afirma que le gusta correr y discrepa con la reducción de velocidad

Este obispo, más conocido por sus problemas con los bienes de la franja, confiesa haber sido multado por exceso de velocidad.

El obispo de Lérida, Joan Piris, hace un llamamiento a la "responsabilidad" como valor a aplicar en la carretera, aunque reconoce que le gusta correr, que ha sido multado por exceso de velocidad y que no le parecen bien las reducciones de velocidad e incluso ve "discutible" aplicarlas en algunos lugares.

Bajo el título de "Hablando de valores", el obispo leridano pide hacer "una mirada más concreta y afinada hacia los propios comportamientos" y reflexiona en la carta dominical que publica la hoja parroquial de su diócesis sobre el llamamiento a la prudencia en el volante que hoy hace la Conferencia Episcopal Española.

"Confieso que a mí me gusta correr en la carretera y, por eso, yo también soy uno de los miles de conductores a los que han puesto una multa por exceso de velocidad", revela el obispo.

El prelado, sin embargo, asegura: "ahora estoy convencido de que debemos respetar las señales y tener más en cuenta lo que esto puede suponer de bueno para los otros usuarios"."Entonces -se pregunta el obispo- ¿por qué acelero más de lo que se debe? Alguien dirá que es una muestra más de la incoherencia humana; ¿pero es solo eso?"

Monseñor Piris defiende que "la seguridad es un valor, la seguridad propia y la de otros, la consideramos un bien objetivo aunque no siempre coincida con aquello que nos gustaría hacer".

"La seguridad es importante en sí misma y, en lo referente al tráfico y sus circunstancias cada día más complejas, hará falta reflexionar más y más, aunque sólo sea para no caer en la indiferencia ante los datos preocupantes que cada fin de semana nos dan los medios cuando explican las consecuencias de comportamientos temerarios", explica el obispo.

El prelado considera que el sentido de la responsabilidad es un valor que debe promoverse y en el que hay que educar "con más profundidad". "Porque también en la carretera, toda la moral no tiene más fundamento que el valor de la persona humana", concluye el obispo.

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