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limpiezas étnicas, persecuciones...

La cara oculta de los paraísos turísticos (I)

Limpiezas étnicas, persecución de disidentes e incluso campos de trabajo. La cara menos paradisíaca de los paraísos turísticos. 

Hace años que los españoles nos hemos sumado a la atractiva oferta del turismo de masas, que combina los precios más o menos competitivos con los destinos exóticos en el extranjero. Con el tiempo, este tipo de modalidad vacacional ha ido ganando adeptos y también destinos, aclimatando su catálogo al tipo de turista buscado. Generalmente estos paquetes vacacionales tienen por objeto agasajar a un turista sin heroicos deseos, que busca descanso y tranquilidad, impregnándose de la cara más amable del país que visita...y que generalmente ofrece grandes sorpresas, no tan visibles para las cámaras de fotos. 

Porque, en muchas ocasiones, a escasos kilómetros de la paradisíaca tumbona en la que descansa el avezado visitante, se perpetran impunemente atropellos de todo tipo, desde limpiezas étnicas, encarcelamiento de disidentes, o reclutamiento forzoso para campos de trabajo. Mientras, esos mismos gobiernos ponen su mejor cara al turista, al que lisonjean con una falsa imagen de estabilidad.

Los déficits democráticos de estos países siempre plantean un dilema para el visitante: ¿Acudir como turista a estos lugares nos hace cómplices lejanos de sus abusos? ¿O en realidad estamos ayudando, aunque sea a largo plazo a que estas sociedades minen las bases ideológicas y culturales de sus regímenes, gracias al contacto con el turista? La respuesta no es sencilla, y posiblemente se encuentre en un equilibrio entre no dejarnos engañar por los decorados o propaganda oficial , enterándonos de lo que ocurre realmente; y disfrutar de enclaves tan imperdibles como los que ofrece. 

Estos son algunos dramas y atropellos que perpetran en muchos paraísos turísticos que en los próximos meses visitarán millones de turistas.

SUDESTE ASIÁTICO

  • CHINA

China recibe cada año en torno a 56 millones de turistas extranjeros, atraídos por el exotismo del vasto país, que oferta un catálogo de destinos diversos e igualmente exóticos. Pero más allá de las ciudades imperiales, la espectacularidad de su Muralla o su apabullante riqueza cultural, el país asiático es una de las dictaduras más crueles del mundo con un pasado y un presente de genocidios ciertamente escalofriantes. El historiador Rudolph J. Hummel cifró el número de muertos, a consecuencia de la actuación del régimen comunista, por encima de los 35 millones de personas. Persecución de disidentes, inexistencia de libertades individuales, campos de trabajo, nulas garantías judiciales y concentración de la mitad de penas de muerte de todo el mundo son sólo algunas de las señas de identidad del gigante asiático.

La Plaza Tianamen quizás sea uno de los lugares donde con más ironía colisionen estas dos realidades paralelas, del exotismo del turismo y la ferocidad de la dictadura. Esta gran explanada de Pekín fue el escenario de una de las masacres más recientes del comunismo chino, cuando el 3 de junio de 1989 el Ejército disolvió las protestas ciudadanas que exigían más libertad, dejando 800 muertos y más de 10.000 heridos. En el mismo lugar fue detenido y encarcelado el actual Nobel de la Paz Liu Xiaobo. Una realidad incómoda que queda agazapada por los cientos de turistas que rondan hoy por la Plaza Tiananmen –que traducido, significa irónicamente Puerta de la Paz Celestial- fotografiándose frente al Mausoleo donde Mao Zedong reposa embalsamado, o admirando la belleza de la puerta Zhengyangmen.

  • VIETNAM

También Vietnam es un valor al alza en lo que a turismo se refiere. Con el creciente interés occidental en el país, los lujosos resorts a pie de sus playas de arena blanca han proliferado como setas. La dictadura vietnamita ha sabido adaptar su catálogo turístico, plegándose al devenir de los tiempos y sustituyendo la oferta que empleaba la guerra como reclamo para lanzarse a la búsqueda de un turista más interesado en el relax y el exotismo.

La oferta es variada: el turista puede perderse por el bullicioso Hanoi, descansar en las bellas playas de Nha Trang, o enmudecer frente a la ciudadela dinástica de Hue. Placeres reservados al extranjero con posibles, al que los locales observan subyugados por el férreo control del régimen comunista de Nquyen Minh Triet, que exhibe calcadas técnicas de represión a su vecino chino: encarcelamiento de disidentes, control de medios de comunicación y persecución religiosa a las confesiones minoritarias. Los montagnards de las zonas montañosas sufren emboscadas de la Policía vietnamita obligándoles a renunciar a su fe cristiana, mientras a escasos kilómetros los turistas fotografían extasiados estampas indochinas tradicionales, plagadas de la iconografía comunista de Ho Chi Minh.

  • TAILANDIA

A pesar de haber escapado del yugo del comunismo, Tailandia no puede presumir de respeto a las libertades ni estabilidad política y social. Más atractivas resultan para los folletos de viajes sus infinitas playas de aguas turquesas, la vegetación exhuberante y los atractivos vacacionales que embelesan al turista con exóticos cantos de sirena hasta las costas de Chumphon o Phuket.

No obstante, la trastienda más preocupante de Tailandia no se reduce a la aberración que supone su nutrida oferta como destino de turismo sexual. El llamado 'país de las mil sonrisas' subsiste sobre un sistema político tambaleante, marcado por un preocupante historial de golpes de Estado militares sobre los que fracasa constantemente la construcción de una verdadera democracia. La policía, una de las más corruptas del mundo, es la encargada de sofocar -violentamente- las protestas que llenan las calles de Bangkok de tailandeses en situación de pobreza crónica. Con el pretexto de defender el honor de la corona, Tailandia mantiene en cuarentena la libertad de expresión a través de la censura directa, que alcanza su cénit en internet.

Nada de ello impedirá el disfrute del turista en cualquiera de sus bellísimos enclaves, aunque se sitúen al este, donde la vecina Birmania fulmina sistemáticamente a las minorías étnicas bajo el mandato de la feroz dictadura militar que amenaza con perpetuarse sine die.

ORIENTE PRÓXIMO

  • TÚNEZ

Un precio asequible, un destino cercano y un clima cálido todo el año es una combinación difícilmente resistible para el turista español. Si además se añade una costa con verdadera belleza, un gran patrimonio cultural y el atractivo oriental tan en boga últimamente, es comprensible que Túnez suponga uno de los enclaves más visitados dentro del mundo árabe.

Un gran número de españoles se encontraban disfrutando de sus vacaciones en la isla de Djerba o en las zonas costeras del norte, cuando de manera no tan repentina se produjo el derrocamiento de Ben Alí. La Primavera árabe estalló, y en cierto modo Túnez perdió ese halo de seguro exotismo, y parte del flujo turístico acabó recalando en nuestro país.

Desde entonces, los conflictos sociales que azotan la sociedad tunecina se han hecho más visibles, y resulta recomendable viajar a destinos concretos como Tozeur y Klebi. La zona del suroeste limítrofe con Libia está inmersa en una auténtica emergencia humanitaria, dado el aluvión de refugiados del país vecino que huyen de la guerra de la guerra contra Gadafi. La ley de emergencia que rige desde el pasado mes de enero ha desalentado notablemente el turismo de masas que antes frecuentaba despreocupado el país más pequeño del Magreb, ajeno a una convulsa realidad.

  • EGIPTO

El país del Nilo, históricamente tiene y ha tenido sobrados argumentos para suscribir lo dicho por Herodoto hace más dos mil años: "Quien no ha visto Egipto no ha visto el mundo". Los casi irreales templos de Abu Simbel o Kom Ombo, la magia del Valle de los Reyes; además de las pirámides de Guiza, la Gran Esfinge o la riqueza cultural de El Cairo han situado a Egipto en la cima del turismo mundial.

En 2010, cerca de 150.000 españoles escogieron el país de los faraones como destino vacacional, cifra que crece cada año -crecimiento interrumpido por la Primavera árabe-, hasta convertirse en un destino habitual de la mayoría de turoperadoras que ofrecen desde relax en la concurrida costa del Mar Rojo hasta turismo arqueológico por todo el país.

Del mismo modo que en Túnez, las revueltas árabes y la caída del tirano Mubarak, han agravado los conflictos internos que el país arrastra, a pesar de su riqueza y desarrollo. La amenaza terrorista contra objetivos turísticos permanece en altos niveles, y las tensiones religiosas se han agravado tras la Primavera árabe, produciéndose a diario la persecución de minorías y quema de sus lugares de culto. La junta militar que controla el país asegura que Alejandría, Luxor, Assuan o Sharm el Sheik continúan siendo zonas seguras para el turista, que aún recela de volver de veraneo al paraíso que antaño se antojaba el centro cultual de Oriente Próximo.

  • MARRUECOS

El exotismo a las puertas de casa. Más de 1,8 millones españoles escogen Marruecos como uno de sus destinos vacacionales preferidos, que día a día ha ido ganando aspectos. El reino alauita despliega ante el extranjero un completo menú de atractivos que compatibilizan el descanso y espiritualidad de Essauira y Mogador; las atractivas playas salpicadas por el Mediterráneo y el Atlántico, o la vibrante actividad de ciudades como Marrackech o Fez. Un crisol cultural en el que el turista español generalmente encuentra el equilibrio perfecto entre el exotismo y la asequibilidad.

Aunque el país árabe no reviste la peligrosidad que sus vecinos magrebíes, aún se encuentra lejos de considerarse un enclave plenamente seguro. El interés del terrorismo islámico por atacar los objetivos turísticos por un lado, y la tensión social que vive en estos tiempos la sociedad marroquí por otro; deslucen bastante la imagen idílica que nos sonríe desde los folletos. El atentado de Marrakesch de hace tres meses, o las protestas que cada domingo sacan a la calle a miles de personas contra su monarquía absoluta suponen la cara menos amable del vecino del sur.

  • TURQUÍA

Junto con Egipto se ha constituido en uno de los enclaves turísticos por excelencia, en parte gracias a su posición privilegiada, a medio camino entre Europa y Asia. Miles de turistas viajan cada año por sus costas en lujosos cruceros, visitando las maravillas arqueológicas y artísticas de sus centros urbanos, alternando los paisajes exóticos con los miles de mezquitas y castillos.

Generalmente, el turista opta por perderse en el Gran Bazar de Estambul, omitiendo realidades más incómodas como la marginación que sufren las minorías religiosas -apartadas de cualquier proceso políticos- a pesar de la aparente laicidad del Estado turco. El giro hacia el Islam de los últimos años ha hecho regresar los fantasmas de la persecución religiosa de épocas más oscuras. En materia de libertades, Turquía proporciona unas relativas garantías, aunque las alterna con capítulos de represión, en los que hace uso del artículo 301 de su Código Penal cuya redacción permite darle carácter delictivo a toda opinión crítica. La tortura policial y el desplazamiento forzoso de miles de kurdos son sólo algunas de las notas oscuras de un régimen que sigue llamando a la puerta de Europa con insistencia. 

En Sociedad

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