El terremoto de 5,2 grados provocó, además de nueve muertos y casi trescientos heridos, derrumbes y graves daños en buena parte de la ciudad. Muchas viviendas quedaron afectadas en mayor o menor grado y unas veinte mil personas tuvieron que dejar sus casas ante el miedo a nuevos desplomes. Se estima que de ellos, unos doce mil se vieron forzados a pasar la noche en la calle. Otros abandonaron la ciudad hacia segundas residencias en la playa o las casas de sus familiares.
El principal punto de reunión de los desalojados se ubicó en el recinto ferial de Lorca aunque en las primeras horas los vecinos optaron por situarse con sus pertenencias en los puntos más abiertos de la ciudad. Después de pasar toda la noche en colchonetas o sillas, muchos miles siguen en el campamento improvisado por el Ayuntamiento, a la espera de saber si pueden regresar a sus casas.
Los testigos hablan de un continuo trasiego de ambulancias, vehículos de emergencias y vecinos del municipio, a la espera de información sobre la situación de sus viviendas. El campamento, acotado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y dividido en secciones de asistencia médica y espera, acoge a miles de personas que se distribuyen entre tiendas de campaña del Ejército, y puestos de atención de la Cruz Roja y de los diferentes servicios de emergencias.
Hay rostros de agotamiento y quejas sobre falta de información, pero la tónica general es la calma ante un acontecimiento inesperado y sin apenas precedentes. La solidaridad de los vecinos permitió que no fueran más los que tuvieran que pasar la noche en la calle. Pero mientras dura la incertidumbre y se hacen realidad las promesas de nuevos campamentos de emergencia –Rubalcaba ha prometido hasta 3.500 plazas más y el alcalde se ha comprometido a que ningún lorquino más pase la noche al raso-, los ciudadanos están dando un ejemplo de civismo tras el terremoto.
Así lo ha confirmado en esRadio Luis Gestoso, director general de seguridad ciudadana de emergencias de Murcia. Destacó el "respeto" generalizado de los ciudadanos a las indicaciones de Proteccion Civil. "Hicieron todo lo que se les decía" de una forma "impresionante", dijo Gestoso, que enfatizó el "saber estar" de los vecinos.
El punto verde
Mientras los desalojados esperan, los técnicos recorren la ciudad para dictaminar qué vivienda es habitable y cuáles deberán ser derruidas tras el seísmo. La marca que establecerá a qué viviendas se puede regresar es una pegatina verde. Quienes ya saben que han perdido sus casas y sus pertenencias, tendrán que esperar a las ayudas y las indemnizaciones que, según ha anunciado el Gobierno, se repartirán a través del Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía.
Un equipo especial de peritos está en las zonas afectadas para hacer las primeras evaluaciones pero la comunicación de daños al Consorcio podrá hacerse también a través del asegurado afectado. El Gobierno ha habilitado dos vías de comunicación: el 902 222 665 y la web www.consorseguros.es.
36 millones de euros
El Consorcio calcula que el terremoto en el municipio de Lorca podría haber generado perjuicios de más de 36 millones de euros. En declaraciones a Efe, el director de Operaciones del CCS, Alejandro Izuzquiza, explicó que las primeras estimaciones apuntan a que el seísmo podría conllevar el triple de indemnizaciones que el terremoto que se produjo el 2 de febrero de 1999 en la comarca del Río Mula (Murcia), que tuvo una magnitud de 5.0 grados.
Hasta ahora, el CCS ha recibido 600 solicitudes de indemnización de afectados de Lorca, que se multiplicarán en los próximos días y que podrían superar las 20.000.
En cuanto a las ayudas más urgentes, el Gobierno ha anunciado, además de 3.500 plazas en los campamentos, un esfuerzo suplementario para instalar más plazas con los medios materiales de las bases cercanas de la Armada, el Ejército del Aire y el Ejército de Tierra y se solicitará a la Cruz Roja un esfuerzo complementario.