Cruce de columnas y críticas mutuas que ya vienen de lejos. No es la primera vez que Sánchez Dragó y Pilar Rahola han tenido rifirrafes entre ellos. Sin embargo, la llama se ha vuelto a encender y la catalana ha dedicado una durísima columna al escritor.
Todo empezó con la columna que Dragó escribió este lunes en El Mundo. En ella informaba que no iba a acudir a Barcelona el día de San Jorge a firmar libros. Aseguraba que "no me gusta ir de borriqueta en borriqueta por las Ramblas como si fuese un periquito del Caribe, un cucurucho de altramuces o un titiritero con pintura de albayalde". Pero lo que más molestó fue lo siguiente: "¡Imaginen que me toca firmar junto a la Rahola o cualquier otro fantoche de los sumideros de la tele. No me gusta ir a una región de España en la que han prohibido los toros y cierran librerías acusándolas de nazis".
Tan sólo un día después una aludida Pilar Rahola le ha dedicado una columna entera desde La Vanguardia. Titulada "Dragó, no nos abandone" sólo aporta criticas e insultos al escritor. Afirma la ex política independentista que está "intentando digerir la trágica noticia" de la ausencia de Sánchez Dragó.
Continua la columnista preguntándose "cómo podemos vivir un día del libro sin este amante del sexo tántrico, escritor a tiempo libre –él o sus negros reconocidos-, cuyo amor por las niñas suscitó un edificante episodio de digno recorrido mediático". Y sigue haciéndose otra pregunta: "¿Cómo podemos disfrutar de Sant Jordi sin su categoría moral, su fina educación y su amable lengua?".
En su alarde de odio hacia Sánchez Dragó, Rahola sigue con su ironía afirmando que "lo que duele más intensamente es que ha dejado de amarnos, él, el gran amante, todo sexo entregado al amor universal, ha dejado de querer a este bruto territorio que es Catalunya".
Rahola sigue atacando al escritor diciendo que "lo suyo es que las bragas se las enseñen las señoras del oficio a él, a poder ser bien jovencitas, como amablemente nos ha hecho saber". Y es que Dragó dijo que en su columna que no me gusta sentirme puta de escaparate enseñando las bragas a los peatones".
Para acabar la catalana propone que se "transmute" en alguien "presentable, no sé, una Ana Botella por ejemplo, y finalmente recuperar la tortura a los toros , mientras volvemos a abrir esa decente librería que vende libros de Hitler. Y si hace falta, le montamos una comité de bienvenida con niñas de 13 años, una de esas lolitas que ‘visten como zorritas’ y que tanto le gustan".