L D (EFE) El descubrimiento se realizó cerca del poblado de Herto, a unos 225 kilómetros al noreste de la capital de Etiopía, Adis Abeba. Hasta el día de hoy, los fósiles más arcaicos del hombre moderno databan de 115.000 años atrás, de ahí que el descubrimiento de Herto haya sido calificado como "uno de los más importantes de la historia sobre los primeros "Homo Sapiens". "Parece que hay suficientes pruebas morfológicas para afirmar que el material de Herto es la evidencia definitiva más antigua sobre lo que actualmente entendemos como modernos "Homos Sapiens", dijo el profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Nacional de Londres.
Asimismo, el hallazgo supone un fuerte espaldarazo para la teoría del origen africano de toda la Humanidad, que sostiene que los primeros humanos modernos surgieron en Africa y después emigraron a Europa y Asia. Los restos de Herto pertenecieron a seres humanos primitivos que habitaron cerca de un lago con abundantes peces, cocodrilos e hipopótamos en los alrededores de ese poblado, convertido hoy en una valle seco donde vive la tribu seminómada de los Afar.
Los cráneos están fragmentados y se diferencian de los del hombre actual en que son un poco más grandes y largos y tienen los arcos de las cejas muy pronunciados. La calavera en mejor estado, pese a que le falta la mandíbula inferior, corresponde a un adulto y fue descubierta en un sedimento de arena expuesto a la erosión de la lluvia y pisoteado por rebaños de vacas.
Según los científicos de California, el cráneo infantil posiblemente perteneció a un niño de entre seis y siete años de edad y fue encontrado descompuesto en más de doscientos fragmentos que han permitido una cuidadosa reconstrucción del original. Un rasgo curioso es que todas las calaveras presentan señales de cortes diversos hechos con útiles muy primitivos, aunque se desconoce si esas marcas responden a algún tipo de ceremonia mortuoria o, simplemente, a la práctica del canibalismo. Junto a estos restos humanos, los expertos descubrieron algunas herramientas de piedra, así como hueso de hipopótamos y antílopes que probablemente fueron despedazados por los habitantes primigenios de la región de Herto.
Con este hallazgo, la teoría del origen africano de la Humanidad cobra mayor fuerza, en opinión del paleoantropólogo Tim White, de la Universidad de California en Berkeley y uno de los responsables de la investigación en Etiopía. "Todas las pruebas genéticas -señaló White- apuntan a un origen humano en Africa y ahora tenemos esos fósiles. Estos especímenes son cruciales porque son el puente entre las formas humanas más arcaicas de Africa y los humanos modernos de hace 100.000 años".
Los cráneos de Herto también parecen poner en tela de juicio la teoría de que los humanos modernos descienden del hombre de Neandertal, bautizado así por el esqueleto descubierto en 1856 en el valle de Neander, cerca de Düsseldorf (Alemania), que es el primer fósil humano reconocido como distinto del hombre actual. Según el profesor Clark Howell, también del centro californiano, "no cabe duda de que los fósiles de Herto no son neandertales y muestran que los antecedentes del hombre evolucionaron en África mucho antes de que desaparecieran los neandertales europeos". "Esto -dedujo Howell-, demuestra de forma concluyente que nunca hubo una etapa neandertal en la evolución humana".
Asimismo, el hallazgo supone un fuerte espaldarazo para la teoría del origen africano de toda la Humanidad, que sostiene que los primeros humanos modernos surgieron en Africa y después emigraron a Europa y Asia. Los restos de Herto pertenecieron a seres humanos primitivos que habitaron cerca de un lago con abundantes peces, cocodrilos e hipopótamos en los alrededores de ese poblado, convertido hoy en una valle seco donde vive la tribu seminómada de los Afar.
Los cráneos están fragmentados y se diferencian de los del hombre actual en que son un poco más grandes y largos y tienen los arcos de las cejas muy pronunciados. La calavera en mejor estado, pese a que le falta la mandíbula inferior, corresponde a un adulto y fue descubierta en un sedimento de arena expuesto a la erosión de la lluvia y pisoteado por rebaños de vacas.
Según los científicos de California, el cráneo infantil posiblemente perteneció a un niño de entre seis y siete años de edad y fue encontrado descompuesto en más de doscientos fragmentos que han permitido una cuidadosa reconstrucción del original. Un rasgo curioso es que todas las calaveras presentan señales de cortes diversos hechos con útiles muy primitivos, aunque se desconoce si esas marcas responden a algún tipo de ceremonia mortuoria o, simplemente, a la práctica del canibalismo. Junto a estos restos humanos, los expertos descubrieron algunas herramientas de piedra, así como hueso de hipopótamos y antílopes que probablemente fueron despedazados por los habitantes primigenios de la región de Herto.
Con este hallazgo, la teoría del origen africano de la Humanidad cobra mayor fuerza, en opinión del paleoantropólogo Tim White, de la Universidad de California en Berkeley y uno de los responsables de la investigación en Etiopía. "Todas las pruebas genéticas -señaló White- apuntan a un origen humano en Africa y ahora tenemos esos fósiles. Estos especímenes son cruciales porque son el puente entre las formas humanas más arcaicas de Africa y los humanos modernos de hace 100.000 años".
Los cráneos de Herto también parecen poner en tela de juicio la teoría de que los humanos modernos descienden del hombre de Neandertal, bautizado así por el esqueleto descubierto en 1856 en el valle de Neander, cerca de Düsseldorf (Alemania), que es el primer fósil humano reconocido como distinto del hombre actual. Según el profesor Clark Howell, también del centro californiano, "no cabe duda de que los fósiles de Herto no son neandertales y muestran que los antecedentes del hombre evolucionaron en África mucho antes de que desaparecieran los neandertales europeos". "Esto -dedujo Howell-, demuestra de forma concluyente que nunca hubo una etapa neandertal en la evolución humana".