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(07-05-03) Investigadores españoles emplean el virus del catarro contra el tumor cerebral

Dos neurólogos y un biólogo españoles combinaron sus intereses científicos y han colocado a un virus del catarro, modificado para que se multiplique con más rapidez, en la primera línea de batalla contra uno de los tumores malignos menos estudiados, el del cerebro.

L D (EFE) Juan Fueyo y su esposa Candelaria Gómez Manzano, dos neurólogos graduados en Barcelona, y el biólogo Ramón Alemany, quien ahora se encuentra en el Institut Catalá d´Oncología, publicaron este martes las conclusiones de sus experimentos con ratones en la revista Journal of the National Cancer Institute. "Los tumores malignos cerebrales no tienen tratamiento", explicó Fueyo en conversación telefónica desde el Centro Anderson del Cáncer, en la Universidad de Texas. "Ha llegado el momento de trasladar todos los conocimientos que hemos adquirido sobre genética y biología molecular a los tratamientos" de esa enfermedad.

El empleo de virus como exterminadores de los tumores aprovecha, para beneficio del cerebro enfermo, los mecanismos de multiplicación de células y virus. "Las células normales tienen una proteína que frena su proceso de división, la retinoblastona o RB", explicó Fueyo. "Cuando las células se han diferenciado tiene funciones asignadas y entre éstas no se cuenta la división".

En las células de tumores muy agresivos, como los gliomas o tumores de los centros nerviosos y de la retina, las células carecen de la proteína RB o ésta no funciona como freno, y las células del cáncer se multiplican. "Por su parte los adenovirus (virus del catarro común), para dividirse, necesitan de células que se dividan. Los virus son como mecanismos que domestican a las células y, cuando las controlan y éstas se dividen no es el ácido desoxirribonucleico de las células el que se multiplica, sino el de los virus", añadió Fueyo.

Explicó que "habitualmente el adenovirus genera una proteína que inactiva la proteína RB de las células. Pero empleamos un virus que no puede inactivar la proteína RB, de manera que una vez que entra en las células del tumor dirige su multiplicación y va matándolas". Los investigadores enfocaron su esfuerzo al tumor cerebral porque es el más próximo a su práctica como neurólogos, y por una característica peculiar de este tipo de tumores: no se metastatiza, es decir, no se extiende a otras partes del cuerpo.

Fueyo dijo que el tumor cerebral crece y termina matando al paciente porque, dentro del espacio limitado y sin posibilidad de expansión que es el cráneo, el cáncer presiona diferentes áreas del cerebro hasta que impide su funcionamiento. "Puede que sea porque en el cerebro no existen vasos linfáticos, y el sistema linfático es una de las vías de propagación de la metástasis", dijo. "O puede ser porque la presión del tumor mata al paciente antes que se llegue a la etapa de metástasis".

Por la razón que sea, el tumor cerebral ofrece un blanco localizado para la inoculación con virus modificados, y esto fue lo que hicieron Fueyo y Gómez con ratones de laboratorio a los que implantaron en sus cerebros células de tumor cerebral humano. Gómez explicó que los ratones que recibieron tratamiento convencional -radioterapia o quimioterapia- en su mayoría murieron a alrededor de los 20 días. El 50 por ciento de los ratones a los que se insertó en su tumor el adenovirus modificado por Alemany en el Centro de Terapia Genética de Alabama, vivió hasta los 100 días, cuando los investigadores decidieron sacrificarlos para estudiar sus cerebros.

"Nunca conseguimos que los ratones del grupo de control sobrevivieran 100 días", dijo Gómez. "Los ratones tratados, y cuyos cerebros se analizaron a los 40 ó 50 días mostraban tumores que en su área central tenían una necrosis, un área de células muertas". "Alrededor de la zona de necrosis se veía claramente el frente de progresión del virus, y después una zona del tumor donde todavía no había llegado el virus", agregó.

Todos los animales que sobrevivieron los 100 días fueron sacrificados, y Gómez explicó que en sus cerebros se encontró una cicatriz "que muestra que el tumor se curó". El Instituto Nacional del Cáncer de EEUU desarrolla ahora un virus con la capacidad de multiplicación más adecuada para esta investigación, y Fueyo y Gómez confían en que comenzarán el año próximo las pruebas clínicas con humanos que ya se hayan sometido a cirugía, radioterapia y quimioterapia y en quienes reapareció el tumor cerebral.

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