Una investigación realizada por dos laboratorios de la Escuela Federal de Suiza, podría abrir importantes vías nuevas para el tratamiento de la depresión. Todo reside en entender cómo funciona una molécula denominada MIF (factor inhibidor de la migración de macrófagos).
Los científicos conocían la molécula, pero su localización y función dentro del cerebro era todavía un misterio antes del estudio realizado por el equipo de investigadores suizo, que ha sido el primero en detectar dicha molécula en un área clave en la formación de la memoria y la generación de neuronas en los adultos.
Estas mismas neuronas podrían estar vinculadas con la creación de los nuevos recuerdos, y sobre todo podrían también jugar un papel importante en el control de la ansiedad y la depresión.
Pues bien, el laboratorio de Lausana averiguó que la ausencia de la molécula reduce de forma significativa la producción de neuronas y por lo tanto aumenta la ansiedad, cayendo en riesgo de depresión. La clave pasaría entonces por manipular genética y farmacéutica el nivel de esta molécula en el hipocampo.
Estos hallazgos han llevado a los investigadores a concluir que la MIF juega un papel importante en la neurogénesis y a su vez, en los problemas de ansiedad y depresión, y podría ser muy útiles para crear nuevos tratamientos contra la depresión
TRAS 30 AÑOS SIN PROGRESOS
Una molécula podría cambiar todos los tratamientos para la depresión
En los últimos 30 años no ha habido grandes progresos en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, a pesar de que afecta a cerca de 121 millones de personas en el mundo según la OMS, y apenas el sesenta por ciento de los casos reciben ayuda.
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