Si hay insulto común en un país tan aficionado a los tacos como España es el de hijo de puta. Su uso es más que habitual entre personas de toda condición social, región o filiación política. Pero la obsesión del Grupo Prisa contra Esperanza Aguirre puede con todo, hasta con el sentido común, y El País sentencia este martes que ese apelativo tan grosero es cosa de la derecha y, más concretamente, de los dirigentes del PP.
En el comentario editorial El Acento se lee:
Y luego está la pringosa rutina del insulto soez. El hijoputa de Aguirre sigue la estela de aquel hijo de puta con el que Carlos Fabra, saludó al socialista Francesc Colomer. No se les cae de la boca. En Los profesionales, de Richard Brooks, película que debe revisar todo el que frecuente el PP, el millonario Grant (Ralph Bellamy) insulta a Fardan (Lee Marvin), el mercenario que frustra el intento de secuestro de María (Claudia Cardinale): "Es usted un hijo de puta". La respuesta de Fardan, que cierra el filme, es antológica: "En mi caso, es de nacimiento. En cambio usted se ha hecho a sí mismo".
Es difícil criticar el mal gusto con tan mal estilo, pero en El País pueden esto y más. Fingen escándalo por lo "soez" de las palabras de Aguirre, para terminar llamando, de forma sibilina eso sí, hijos de puta "hechos a sí mismos" a los dirigentes del PP. Y, por si fuera poco, en un editorial que denuncia la hipocresía.
Un periódico, El País, y un grupo, Prisa, que en esto de insultos soeces son autoridad. Olvidan los chicos de Cebrián cuando se rasgan las vestiduras la larga lista de exabruptos que han lanzado ellos mismos desde sus páginas, o personas muy próximas a su grupo. Bastan unos pocos ejemplos:
Maruja Torres, tras las elecciones municipales de 2003 escribió en las páginas de El País: "Por cada millón de personas que se manifestaba [contra la Guerra de Irak] existían cuatro millones de hijos de puta que callaban sabiendo que iban a votar a Aznar". Esta misma columnista, una de las estrellas del diario, dijo que a Esperanza Aguirre "deberían sedarla en el Hospital de Leganés". Como ven, nada soez, muy elegante.
Daniel Anido, director de informativos de la cadena SER, nada menos, publicaba el 17 de abril de 2008 en la web de la emisora un artículo en el que daba otra lección de buen gusto:
Cuando fluye la baba y el periodismo se acojona la tiniebla va cubriendo el espacio vacío; un territorio abandonado que ocupan pajilleros, reprimidos, grasientos, puteros, siniestros, cobardes y acomplejados, con nombres y apellidos. Son de ilustres burgos, ansones, losantos, pejotas, usias y alguna que otra schlichting, pero segregan ese líquido viscoso y corrompido por la comisura de sus parpados, acentuando el asco que desprende su mirada. (...) Se plantan delante de sus víctimas y abren con rapidez sus gabardinas, dejando ver su desnudez intelectual. Pero, son cobardes. Si les plantamos cara, mirando fijamente sus despojos orgánicos, señalando con el dedo su minusvalía y mostrando nuestro desprecio con una sonora carcajada, que al tiempo alerte al resto de la ciudadanía, salen corriendo a esconder sus complejos y sus colgajos... en el fango.