El pasado día 26 de junio, en un acto celebrado en la Casa de América de Madrid, la Fundación Hispano Cubana entregó el V Premio Internacional de Derechos Humanos a la Sociedad de Periodistas ‘Manuel Márquez Sterling’. En nombre de los premiados, Orlando Fondevila agradeció el premio con estas palabras.

Estimados amigos:

Parece increíble, pero el delirio totalitario, la filosofía del terror, la sistemática práctica liberticida, los paredones de fusilamiento, las tenebrosas ergástulas, el hostigamiento minucioso, el destierro, las leyes draconianas, la política de seducción por la ignominia de la prebenda a cambio del silencio cómplice, la utilización inescrupulosa del chantaje, la delación acechando detrás de cada pared, la amenaza a la familia; nada, absolutamente nada ha podido hacer desaparecer del pueblo cubano el afán por recuperar sus libertades y sus derechos. No importa la fanfarria grotesca que exhibe hoy el régimen castrista con su pretendida eternidad. En Cuba hay hombres y mujeres que no se resignan a la realidad del látigo y las cadenas y que luchan como pueden, en dificilísimas condiciones, por hacer que renazca la sociedad civil. Y lo hacen a todo riesgo, ante un mundo que no les quiere escuchar, que les presta si acaso, de vez en cuando, una displicente atención y que después les olvida.

Entre esos hombres y mujeres están los periodistas independientes, los únicos verdaderos periodistas que hay en Cuba. No tienen acceso a los medios de prensa de su país, no tienen ordenadores y, a veces, ni un folio en el que redactar sus crónicas y sus informaciones. Saben que la policía política está al acecho. Saben que de acuerdo con la ilegalidad comunista pueden ser sancionados de 3 a 20 años de cárcel por sus informaciones inconvenientes para el régimen. Pero ahí están, cumpliendo con sus deberes profesionales y de hombres libres. Son genuinos héroes de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, aunque sus nombres sean poco conocidos, incluso entre sus colegas de Occidente.

Sé que a muchos, desde la comodidad y la libertad de que disfrutan en Occidente, no les agrada un discurso que hable de héroes y de heroicidades. Pero estos hombres y mujeres lo son, y siéndolo, están defendiendo la libertad de todos. Porque la libertad nunca será algo conseguido para siempre, sino un resultado de conquista y vigilia permanentes.

Tengo el honor de recibir, por encomienda de estos héroes cubanos de la libertad de expresión y de prensa, el Premio Internacional de Derechos Humanos que les ha otorgado el Patronato de la Fundación Hispano Cubana. Quienes deberían estar aquí para recibirlo son los dirigentes de la Sociedad de Periodistas ‘Manuel Márquez Sterling’. Quienes deberían estar aquí son Raúl Rivero, Tania Quintero, Ricardo González Alfonso, Jorge Olivera, incluso alguno de los cuatro periodistas que hoy sufren prisión por expresar sus opiniones, o cualesquiera de las decenas de periodistas independientes que hoy llevan en sí, como dijera José Martí, el decoro de muchos hombres, el decoro de todo un pueblo. Ha hecho bien la Fundación Hispano Cubana en premiarles. Sería bueno que la prensa española y europea les escuchara y apoyara. Sería deseable que encontráramos sus denuncias en la prensa libre de Occidente. Sería decente que cesara la complacencia mediática hacia la feroz dictadura de Castro. Los periodistas independientes de Cuba demandan de sus compañeros en Occidente, no ya el apoyo al que tienen derecho, sino algo tan elemental como la coherencia y la ética. Porque el silenciamiento de su voz nos disminuye como hombres y mujeres libres. Porque escuchar su verdad fortalece la nuestra. Porque las cadenas, cualquiera sea su lustre, no pueden ser eternas.

En nombre de la Sociedad de Periodistas ‘Manuel Márquez Sterling’, en nombre de la libertad de expresión y de prensa, muchas gracias.