BREVE HISTORIA ECONÓMICA DE LA CUBA DE CASTRO
Socialismo o Muerte, valga la redundancia (1986-1993)
Tercera entrega de una serie de cuatro artículos en los que el autor describe la historia económica de Cuba bajo el régimen de Castro.Enrique Collazo Pérez
Esta etapa representa la vuelta a la improvisación y el caos de los años 60, al voluntarismo y a las movilizaciones masivas para tratar de alcanzar determinadas metas económicas. Existe una frase que expresa muy bien el violento golpe de timón a que sería sometida de nuevo la economía cubana y fue pronunciada por Castro en la clausura de una sesión de la Asamblea del Poder Popular en 1986. Aquella expresión, dirigida a su propio hermano y al pueblo entero sentenciaba: ‘Ahora sí vamos a construir el socialismo’. La frase causó una mezcla de estupor y rabia en la población que se preguntaba ‘¿qué cosa habíamos hecho entonces desde 1961?’ Era el enunciado de barricada bajo el cual se inscribía el Proceso de Rectificación de Errores y tendencias negativas, o dicho en otras palabras, una vuelta a los postulados anti-mercado de los 60.
Castro expuso que el proceso de liberalización económica había provocado una corrupción y un derroche generalizados, lo cual generaba además de desigualdades, una ‘mentalidad capitalista’ que debilitaba el espíritu revolucionario de ‘las masas’. Por otra parte, la descentralización económica entrañaba delegación del poder, algo que Castro se resistía a compartir desde siempre, con lo cual, al pronunciar aquella cínica e infeliz frase quedó echada la suerte que correría el país a menos de tres años de la desaparición del bloque comunista europeo.
Mientras, a 9550 kilómetros de distancia, se iniciaba otro proceso de signo contrario, presidido por una liberalización económica y una apertura global de toda la sociedad. Era la Perestroika de Mikhail Gorbachev. En 1989 visitó Cuba y se marchó sin la menor duda de que el revulsivo anti-mercado de Castro y su reforma del socialismo soviético llevaban un inevitable curso de colisión.
Realmente la expectativa inicial era que el Proceso de Rectificación (PR) encontrase un punto intermedio entre los errores idealistas del modelo impulsado por Guevara y Castro en 1966-1970 y los ‘errores economicistas’ de 1976-1985. Sin embargo, el colapso del bloque soviético determinó en gran medida su rápido fracaso, en lo cual también tuvo que ver mucho su irracionalidad económica. Las políticas del PR desmantelaron todas las herramientas inherentes al sistema de dirección y planificación de la economía. De igual modo, redujeron los incentivos materiales, fomentando los morales, reintrodujeron el trabajo voluntario, las brigadas de construcción con disciplina militar y las movilizaciones masivas en la agricultura bajo el patrocinio de un disparatado Programa Alimentario de carácter autárquico que perseguía la autosuficiencia, pero que fracasó en 1992.
Otras medidas adoptadas fueron la abolición de los mercados libres campesinos y la aceleración del proceso de integración de las pequeñas fincas privadas en cooperativas estatales. La eliminación de las actividades de los pequeños fabricantes privados, propietarios de camiones y vendedores ambulantes, la restricción a la construcción, venta y alquiler de viviendas privadas y la recentralización de la toma de decisiones.
Las políticas de colectivización contra los agricultores privados tuvieron un efecto catastrófico en la producción agrícola, mientras que las políticas gubernamentales alternativas no fueron capaces de aumentar la producción. El Estado prometió que el vacío dejado por la eliminación de la actividad privada sería cubierto a partir de la implantación de una serie de mecanismos alternativos. Sin embargo, el sistema de acopio siguió siendo ineficaz y las granjas estatales no consiguieron aumentar la producción, el mercado paralelo desapareció y se reforzó el racionamiento de todos los bienes de consumo.
No cabe duda de que en la etapa de 1986-1993 la economía cubana se sumergió en la peor crisis de su historia. Este progresivo deterioro fue resultado de la caída del bloque soviético y del desmembramiento de la URSS en 1991. No obstante, el descalabro económico comenzó en 1986 cuando se inició el PR y mucho antes de la desaparición del campo socialista. Al mismo tiempo, es posible que el PR contribuyera a frenar la caída del socialismo en Cuba, aunque por otro lado su naturaleza anti-mercado desempeño un papel negativo en la crisis de 1991-1993. En definitiva, actualmente se carece de un programa económico coherente y de una estrategia viable para rescatar a Cuba de la crisis permanente en que se encuentra.
Durante las sesiones del 4º congreso del partido en 1991, sumidos en lo más profundo de la crisis, soportando innumerables carencias y tras la convocatoria librada por el gobierno para debatir los problemas de la sociedad, -’llamamiento’ que realmente devino callamiento- muchos cubanos esperaban que Castro viera con buenos ojos la reintroducción del mercado libre campesino pero él se opuso enérgicamente a esa medida. Tendría que ocurrir la estampida de los balseros en agosto de 1994 para que el gobierno se decidiera a reabrir este mercado, junto con la promulgación de otras medidas tales como la despenalización de la tenencia de dólares y las nuevas regulaciones para permitir el trabajo por cuenta propia, que ya venían aplicándose desde finales de 1993 ante la devastación económica que sufría el país.
Enrique Collazo, cubano, es economista y reside en España, termina su tesis doctoral.
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