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Agapito Maestre

El muñeco de ETA

Dice Zapatero, con mucha razón, que eso es imposible de reciclar o, por decirlo literalmente con sus palabras, "es imposible de derogar". Sin duda, nadie podrá transformar en abono esa basura. Contaminará irremisiblemente a las próximas generaciones.

Aunque ETA había vuelto a ejercer el terror unas horas antes del mitin de Vista Alegre, el domingo por la mañana estaba crecido el presidente del Gobierno. Se sentía el principal promotor de este horrible vertedero de residuos terroristas, o sea radioactivos, en que se ha convertido España. Acaso por eso, nadie con ganas de vivir al aire libre, sin contaminación, soporta tanta inmundicia. En cualquier momento todo puede saltar por los aires. De hecho, sólo quien se ha adaptado a vivir entre la basura, o sea, quien se ha convertido él mismo en basura, puede vivir como si esto fuera lo normal. Sólo quien se engaña hasta la imbecilidad puede soportar la tiranía de este cruel cementerio: España ha muerto, pero sus residuos, los nacionalismos, imponen por todas partes su criminal dictadura. Algunos ingenuos creían que se iban a salvar del terror de los nacionalistas, por ejemplo, los nihilistas andaluces, pero ya empiezan a sufrir en sus carnes el rigor del terror. Vivir en una España rota será cada vez más duro. Los ciudadanos de bien están amargados porque, desde que el terrorismo internacional coadyuvó a que Zapatero llegara a la Moncloa, los políticos nacionalistas y de izquierdas no han hecho otra cosa que adaptarse a lo impuesto por el terrorismo nacional.

Sin embargo, en Vista Alegre, algunos de esos ingenuos, y también un sector de los cantores de las hazañas de Zapatero, acostumbrados a vivir arrastrados entre la basura nuclear, esperaban que el presidente del Gobierno condenase el atentado de ETA contra un ciudadano navarro de UPN. Sus "esperanzas" eran autoengaños para soportar un rato sus indignas vidas. Pero Zapatero no podía condenar lo que le da un poco de vida política. Sería ir a la contra de su parasitismo. Además, era imposible, porque el dueño del cementerio no es Zapatero, sino los terroristas. El presidente de Gobierno es un muñeco en manos de ETA. Zapatero no puede hacer otra cosa que callar y tragar. Disimular y decir imbecilidades para otros tantos correligionarios. En su ayuda han salido, inmediatamente, Llamazares, Durán y Carod-Rovira, quienes han justificado que el atentado de ETA en Navarra es el mejor método, el único, que la población puede esperar para sobrevivir a lo que se nos viene encima.

Mientras tanto, en Vista Alegre, Zapatero, representando a la perfección el papel que le ha reservado el terrorismo, entretenía a los suyos haciéndoles olvidar por unas horas que están al borde de la muerte. El PSOE apenas es nada sin los nacionalismos. Todo está pendiente del "proceso de paz", o sea de ETA. En fin, como muñeco parlante, Zapatero resumió con exactitud la basura producida por este cementerio, durante los dos últimos años. Ha ocultado una estatua de Franco, sobre todo para que no investiguemos en el pasado de alguno de sus compañeros de partido, ha aprobado una ley contra el matrimonio heterosexual y ha sacado un Estatuto, especialmente para que los políticos salvajes de Cataluña, los nacionalistas, sigan exprimiendo al resto de los españoles. Ahí está el resumen de la mitad de la legislatura. Dice Zapatero, con mucha razón, que eso es imposible de reciclar o, por decirlo literalmente con sus palabras, "es imposible de derogar". Sin duda, nadie podrá transformar en abono esa basura. Contaminará irremisiblemente a las próximas generaciones.

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