Los kilogramos de explosivo de los artefactos de ETA son proporcionales a las concesiones que el gobierno de Zapatero realiza a la banda terrorista. Pero Zapatero parece dispuesto a ofrecer una tregua del Estado de Derecho para forzar una tregua de la actividad terrorista. Ese parece ser el sentido del cese del Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional.
Tras la no ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas, burdo sucedáneo de batasuno, el gobierno ha realizado varios pagos más para tratar arrancar una tregua o un gesto a los terroristas que no termina de llegar. Batasuna, el brazo político de ETA, una organización terrorista según la Unión Europea, se mueve cada vez con mayor impunidad y realiza todo tipo de actos públicos. El presidente del gobierno incluso defendió, invocando el derecho de reunión, la celebración de su congreso, finalmente frustrado por la feliz actuación de la Audiencia Nacional.
El problema es que mientras el gobierno trataba de negociar con los terroristas, la Justicia se dedicaba a perseguirlos y encarcelarlos. Esa incoherencia no sólo hacía imposible atender a las exigencias de ETA, sino que ponía permanentemente en evidencia al gobierno. La salida de Fungariño no permite por tanto sólo remover una pieza fundamental en el engranaje judicial contra ETA, sino también una cabeza que la banda ansiaba se le entregara en bandeja de plata, como ha hecho el Fiscal General del Estado.
No obstante, el gobierno sigue teniendo dos problemas para avanzar en la dirección que se propone. Por un lado, las fuerzas y cuerpos de seguridad, que en su condición de policía judicial no serán fáciles de doblegar a la voluntad del gobierno de ofrecer una tregua del Estado de Derecho a ETA. Por otro, Francia, que está particularmente activa en la detención de terroristas.
Pero la principal dificultad es política. Zapatero quiere lograr una tregua con la que ganar las próximas elecciones, pero difiriendo buena parte del pago político al futuro. ¿Aceptará ETA un precio rebajado y aplazado? No hay un solo dato objetivo que indique que la banda esté pensando en abandonar su actividad criminal, sino más bien todo lo contrario. Es más, una mayoría dentro de la banda considera que una solución a la catalana no merece el abandono de las armas.