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Bono y los trogloditas

Bono nunca se habría podido graduar como historiador. Es incapaz de reconstruir cómo su jefe de gobierno nunca negó la existencia de dichas armas en Irak.

El periódico norteamericano The New York Times publica un editorial en su edición del pasado martes 24 en la que califica de “trogloditas” a los militares españoles, sobre quienes arroja la sombra del golpismo, mal que ve endémico en la sociedad española. El ministro de Defensa actual, José Bono, quien tanto ha repetido desde el arresto del teniente general Mena que los militares españoles acatan plenamente la constitución española y que las palabras de Mena son sólo un caso aislado, debería haber elevado ya una protesta a la dirección del periódico. La imagen que da de nuestros militares no sólo induce al error, sino que es abiertamente falsa y responde a una clara manipulación política.

El New York Times ha hecho suyas las tesis del PSOE (quien siempre ha visto en todo militar a un adversario político) y en lugar de ver en las palabras de Mena una defensa de la constitución, prefiere elegir la crítica al principal partido de la oposición, el PP. Por eso no lo critica Bono. Al contrario, airea la citada editorial en el Parlamento español porque le conviene para criticar a sus críticos. Pero ni una palabra para condenar los adjetivos del rotativo americano sobre los militares. Parecería que a José Bono los militares sólo le sirven como armas para emplear contra la oposición. Lo hizo cuando el Yak, buscando frenéticamente en los archivos del Estado Mayor de la defensa en busca de papeles que arrojar contra su antecesor y no pierde ocasión para remover el pasado. Eso si, tan tergiversado por sus palabras que apenas es reconocible.

El martes en el Congreso volvió a recurrir a lo que el llama las grandes mentiras de la democracia: las mentiras sobre Irak y las mentiras del 11-M. Su tema preferido, la no aparición de armas de destrucción masiva en manos de Sadam. José Bono nunca se habría podido graduar como historiador. Es incapaz de reconstruir cómo su jefe de gobierno nunca negó la existencia de dichas armas en Irak. Las actas del Congreso lo prueban. Allí sólo decía que había que dar más tiempo a los inspectores y que se debía encontrar otra forma de desarmar –si, desarmar– a Sadam que no fuera la guerra. Lo mismo que dijo la Internacional Socialista reunida a comienzos de 2003.

El editorial del New York Times, que no extrañaría que se hubiera dictado desde algún despacho de Ferraz o que hubiera sido redactada por algún editorialista de Polanco, es un gravísimo insulto a las Fuerzas Armadas españolas y el ministro de Defensa debería salir en defensa de su imagen y honorabilidad. Si no lo hace es porque las sacrifica en su beneficio político.

Dice Bono que ha sido el comportamiento y las declaraciones de los responsables del PP lo que ha dado pie a la editorial del periódico de Nueva York. Pobre partido socialista que, como no consigue hacerse con esa foto entre Rodríguez Zapatero y Bush, elige enfangar a su partido alternativo aunque sea a costa de los militares y de España. Como Bono tiene memoria selectiva, le convendría aceptar una recomendación: lea también el editorial de otro medio americano, el Wall Street Journal titulado “La balcanización de España”. Ahí no se meten con nuestros militares.

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