El subsecretario de Estado Thomas Shannon declaró recientemente que los brotes de populismo en América Latina no preocupan a Estados Unidos, sino la gobernabilidad y el ejercicio democrático. Shannon piensa que el populismo muestra "la creciente incorporación de ese tipo de movimientos y actores políticos" y es bueno que pueden gobernar democráticamente, respetar las libertades fundamentales y todavía "encontrar medios para atender los drásticos problemas sociales".
Tales declaraciones nos recuerdan el viejo dicho: "la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer". Es decir, desde Washington se alientan conductas erradas. Así, en Washington han demostrado escasa sabiduría en lo referente a libertades civiles, como es el caso de la Ley Patriot, como también con sus muros contra inmigrantes, una débil promoción del libre mercado, sus subsidios a los agricultores y un permanente discurso confuso.
Mientras tanto, el 19 de enero se reunió Chávez en Brasilia con Lula y Kirchner. Además del faraónico gasoducto sudamericano que se pagará con nuestros impuestos, discutieron sobre el Mercosur, el cual entró en crisis a partir de que Uruguay y Paraguay están dando señales de hartazgo ante la realidad de que éste no es un mercado para el libre comercio sino para garantizar el mercado a ciertos productores regionales y proteger de la competencia con exagerados aranceles y salvaguardas a poderosos intereses, particularmente la burguesía industrial de Sao Paulo.
Las exportaciones totales argentinas de 2005 fueron un 44% superiores, medidas a precios constantes, que en 1998, debido a la fuerte caída del valor del peso. Aumentaron las exportaciones en 2.600 millones de dólares a Paraguay, Uruguay y Chile. Curiosamente, las exportaciones argentinas a Brasil fueron un 20% más bajas, cayendo de 8.000 millones de dólares en 1998 a unos 6.300 millones de dólares en 2005, al ser las ventas argentinas sustituidas por producción brasileña y por importaciones de otros países.
Lula señaló que la Argentina y Brasil seguirán actuando para consolidar el bloque y para ser "generosos" con las naciones más pequeñas. Con anterioridad, el ministro de Ganadería uruguayo, José Múgica (antiguo líder del movimiento guerrillero Tupamaros) aseguró que "el Mercosur no sirve para un carajo" y advirtió que su país enfrenta un "sabotaje" desde Argentina.
Vista la exitosa experiencia de Chile, que ya firmó un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, Uruguay está considerando abrirse más allá del Mercosur, a pesar de que el bloque lo quiere impedir. "Nosotros queremos más... Mercosur, pero también tenemos que estudiar acuerdos con China, con India y con Estados Unidos", el principal destino de las exportaciones uruguayas, aseguró el ministro de Industria uruguayo Jorge Lepra, funcionario de confianza del presidente y con amplia experiencia ejecutiva al frente de la empresa Texaco y como directivo de la Cámara de Comercio Uruguayo-Norteamericana. De hecho, Uruguay ya firmó un Tratado de Protección Recíproca de Inversiones con Estados Unidos.
En Paraguay opinan que el gobierno debería solidarizarse con Uruguay y comenzar conversaciones con la administración Bush y con los europeos. Para colmo, la reciente incorporación de Venezuela reafirma la trágica vocación de proteccionismo latinoamericano, ya que la Venezuela de Chávez parece sacada de una ficción delirante. Su ministro de Finanzas declaró que "Venezuela está dispuesta a comprar todos los bonos que Argentina ofrezca". Así, los petrodólares venezolanos resultarán de enorme ayuda al despilfarro de Kirchner, aunque Chávez ya vendió en el mercado secundario 600 millones de los 1.600 millones de dólares adquiridos en bonos argentinos.
Y en cuanto al discurso de Chávez, el Centro Simón Wiesenthal condenó sus declaraciones "antisemitas" y le reclamó una "retractación y disculpas públicas". Según un comunicado de la entidad, Chávez dijo el 24 de diciembre que "resulta que unas minorías, los descendientes de los que crucificaron a Cristo, se adueñaron de las riquezas del mundo". Los dirigentes del Centro Wiesenthal declararon que “sus dichos remiten a la diatriba negando el Holocausto del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad".