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EDITORIAL

Rajoy contra Rajoy

Apoyaremos a Rajoy para demostrar que somos millones de españoles los que vemos la realidad de ese estatuto con más claridad que la que ha demostrado el contraproducente dirigente del PP catalán.

El histórico error de Rajoy de no aceptar la dimisión de Piqué va a eclipsar y, al mismo tiempo, neutralizar la espléndida decisión del propio Rajoy de movilizar a la ciudadanía en contra de esta voladura encubierta de nuestra Constitución y de la pervivencia de España como nación y Estado de Derecho, que supone el estatuto soberanista catalán.

¿Es coherente promover una campaña de firmas en pro de un referéndum nacional sobre un estatuto que, ciertamente, afecta a toda España y sostener al mismo tiempo a un dirigente que, como Piqué, se acaba de mostrar próximo a dicho estatuto? Eso, por no recordar, además del CAC y las descalificaciones contra Acebes y a Zaplana, los meses en los que Piqué se ha negado a dar la campaña en pro de los principios del PP, con la excusa de que el parlamento catalán no acordaría reforma estatutaria alguna.

Aún recordamos una afirmación del ministro Montilla, el pasado 12 de febrero y recogida en portada en varios medios de comunicación, que decía que "hasta Piqué está de acuerdo en que Cataluña es una nación". Piqué dio la callada por respuesta, en lo que fue sólo uno de innumerables y bochornosos ejemplos de lo que ha sido –y seguirá siendo– la actuación del PP en Cataluña. ¿Se imaginan cómo hubiera reaccionado María San Gil si alguien dijera de ella algo similar respecto de la "nación" vasca?

Sin plantear ningún partido en Cataluña una alternativa al nacionalismo y a sus falsificaciones, ¿nos hemos de extrañar de que los catalanes que consideran que su comunidad es una nación hayan pasado de ser, en poquísimos años, de una exigua y radical minoría hasta alcanzar cotas que ya superan el 50%, tal y como se refleja en los últimos sondeos de El Periódico o La Vanguardia? ¿Nos hemos de extrañar, estando Piqué, de que el resto de los partidos catalanes se despreocupen del flanco no nacionalista de la sociedad civil catalana y se dediquen a competir en una deriva cada vez más y más radical? ¿Cuántas iniciativas se le conocen a Piqué en defensa del pluralismo de Cataluña y de las libertades y derechos individuales que van a terminar de ser pulverizados por este estatuto nacionalista? ¿Cómo van a ser conscientes los catalanes de la decadencia que ya se detecta en Cataluña, y que irá a más a medida que la clase política vampirice todavía más la sociedad civil con un estatuto típicamente totalitario? ¿Cómo no van a confundir los catalanes como beneficio propio lo que, en realidad, son mayores recursos para sus dirigentes políticos y su liberticida y empobrecedor clientelismo político?

Sin un cambio en la dirección y en el discurso del PP catalán, no hay que extrañarse de que las elites políticas nacionalistas terminen de “normalizar” a su sociedad civil; esto es, hacerla, a macha martillo, a imagen y semejanza de sus constructos y delirios ideológicos. Esto, o que venga a ocupar ese vacío un nuevo partido que se resista al molde nacionalista, tal y como el que ya se está fraguando desde sectores civiles de la izquierda catalana.

Rajoy, en lugar de aprovechar la mejor ocasión –que en política siempre es la menos mala– para sellar y dar contundencia y unidad a la labor de conservar a su favor el amplio rechazo ciudadano al Estatuto, mantiene un doble discurso que va a ser utilizado por el gobierno de ZP como prueba de que sólo los radicales y los demagogos no aprecian la conveniencia de este estatuto y de su encaje en nuestra ley de leyes.

En el cuento del traje del Rey desnudo, los forjadores de la mentira la trataban de sostener diciendo que sólo los bastardos eran incapaces de ver el inexistente vestido del Rey. Algo parecido nos va a pasar a Rajoy y a quienes no vemos más que un mero maquillaje en los cambios introducidos por el gobierno de ZP en el inconstitucional e inaceptable estatuto soberanista catalán.

Desde aquí apoyaremos a Rajoy para demostrar que somos millones de españoles los que vemos la realidad de ese estatuto con más claridad que la que ha demostrado el contraproducente dirigente del PP catalán. Para eso está Rajoy en política, como lo estamos otros en los medios de comunicación. Pronto sabremos todos para lo que está Piqué.

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