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Agapito Maestre

Gota a gota

En este contexto de crisis institucional la Fundación FAES, que preside José María Aznar, crea una editorial con ánimo de dinamizar la vida cultural y, sobre todo, democrática de España

El lunes fui a la presentación de una nueva editorial, que logró despertarme un poco de mi sueño escéptico con respeto a la capacidad de movilización intelectual de los partidos políticos. Fui a un acto de la Fundación del PP, que en sí mismo ya es un acontecimiento político y cultural. Fui a un acto de un partido que parece tomarse muy en serio que la política, además de acción, es sobre todo discurso. Además, siempre es de agradecer que un político diga, como fue el caso de Aznar, que nunca hay demasiados libros. Siempre son necesarios más. El PP, pues, parece tomarse en serio el debate de las ideas.
 
El PP no quiere una fundación de adorno sino de combate intelectual. No se trata, según quedo claro en el acto, de discutir sobre el sexo de los ángeles, o de hacer reuniones para académicos jubilados o con pretensiones de una jubilación anticipada, para pasar el tiempo al abrigo de una fundación, sino de llevar a cabo una reflexión circunstanciada a nuestro destino, que no es otro que una política democrática a la deriva por falta de energías morales e intelectuales. Y, por supuesto, por falta de músculo pensante en un gobierno, el de España, que no cree en la nación española. En este contexto de crisis institucional la Fundación FAES, que preside José María Aznar, crea una editorial con ánimo de dinamizar la vida cultural y, sobre todo, democrática de España. Bravo por la iniciativa y, sobre todo, bravo, porque se presenta a cara descubierta, primero, para competir con otros proyectos culturales y políticos y, segundo, porque lo hace con ánimo político, o sea, con la pretensión de “tender los hilos que vayan tejiendo la trama de una sólida mayoría centrista y moderada, orgullosa de sus ideas y de su país.”
 
Con tres libros se presentó en sociedad la nueva editorial. Y los tres son, porque están pegados, en efecto, a la coyuntura política no sólo con ánimo de que ésta pueda ser comprendida, sino también con espíritu de que ella pueda ser trascendida en lo que tiene de perversa. Tiempo habrá de detenerse en los ensayos de Amando de Miguel, sobre los límites y posibilidades de la sociedad española actual, de Manuel Álvarez Tardío, sobre las diferencias, similitudes y desajuste entre el proceso liberal nacido en 1931 por un lado, y el creado en 1978 por otro.
 
El tercer libro que se presentó, el de Nicolas Baverez, “Francia en declive”, ya había sido publicado hace dos años en Francia, y provocó entonces una gran conmoción en las elites intelectuales y políticas del país vecino. Hoy, sin embargo, la actualidad de este libro es mayor que ayer, entre otros motivos, porque prefiguró los acontecimientos violentos de los últimos meses en Francia. El nuevo prólogo que ha escrito el autor para la edición española es magnífico y, sobre todo, humilde, grandiosamente humilde, pues hay que ser muy grande intelectualmente, como es Nicolas Baverez, para reconocer, por un lado, que el declive de Francia ha estado oculto por mor de un horrible discurso retórico y vacío, llamado la “grandeur” de Francia; pero, por otro lado, la única salida que tiene Francia está en mimetizar creativamente las políticas liberales de algunos de sus socios europeo, por ejemplo, España, Inglaterra e Irlanda.

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