Según el diario El País, el ministro de Defensa “forzó el debate del pasado viernes por el que el Consejo de Ministros aprobó su viaje a Venezuela para presidir la firma de los contratos de venta de material militar a ese país”. José Bono quiso demostrar que a pesar de las reservas de Moratinos y de la preocupación y los deseos del embajador de Estados Unidos en Madrid, la decisión contaba con el apoyo de Zapatero y de sus ministros. Gracias a lo que el devoto de la Virgen de Cortes califica como “un acuerdo comercial entre empresas”, España venderá al compadre de Fidel Castro 10 aviones de transporte C–295, dos de vigilancia marítima CN–235, cuatro patrulleras de vigilancia costera y cuatro corbetas, fabricados todos por la empresa aeronáutica CASA–EADS y los astilleros navales Navantia.
El líder de Aló Presidente tiene el dinero por castigo y no le parece gravosa una compra que alcanza los 1.700 millones de euros. El Gorila Rojo regala millones de dólares diarios a la tiranía castrista, para él no representa un problema gastarse alguna calderilla en España. A quienes debe inquietar el nauseabundo acuerdo comercial entre empresas es a los venezolanos no liberticidas, a los cubanos que no quieren vivir bajo la bota de Fidel Castro, y a los españoles que no comulgan con las peligrosas amistades de su Gobierno. A los venezolanos porque cuando lo necesite –que lo necesitará– Chávez utilizará el armamento que le llegará de España en contra de su propio pueblo, a los cubanos porque se lo ofrecerá a su compadre si éste se lo pide, y a los españoles porque seremos nosotros los que pagaremos el nuevo desafío al país más poderoso de la tierra y que tenía que ser nuestro mejor aliado.
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