El Real Madrid pondrá en funcionamiento ante el Barcelona lo que, muy atinadamente, Carlos Carbajosa acaba de bautizar en El Mundo como la "operación anticochinillo". Florentino Pérez quiere evitar como sea que se repita en el estadio Santiago Bernabéu algo parecido a lo que aconteció el 23 de noviembre de 2002 en el Nou Camp, cuando la irrupción de Luis Figo vistiendo la camiseta merengue provocó el estallido de la afición culé. En aquella ocasión, sin embargo, la intervención de Joan Gaspart, ascendido ahora por Ángel María Villar hasta la vicepresidencia de la Federación Española de Fútbol, resultó esencial para que todo terminara en una auténtica batalla campal.
Gaspart se puso a apagar el fuego echándole encima todas las latas de gasolina que pudo y el césped, claro, acabó plagado de teléfonos móviles, botellas de vidrio, pelotas de golf e incluso la cabeza de un cochinillo. Recuerdo que yo presentaba "El Tirachinas" de aquella noche alucinante y, cuando Gaspart habló de la provocación de Figo por cometer la "osadía" de querer tirar los corners de su equipo, no pude por menos que llevarme las manos a la cabeza. Ahora Samuel Eto'o, que insultó gravemente al Real Madrid, se ha convertido en el Figo de aquel año 2002, y Florentino no quiere que el asunto se le desmadre.