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Thomas Sowell

Ritos de derechos civiles

Las leyes del salario mínimo han tenido un efecto adverso sobre el empleo de negros, especialmente los jóvenes, que son los que suelen buscar empleos de baja cualificación

Mientras limpiaba mi sucia oficina doméstica –Operación “Establo de Augias”  como lo llamamos mi esposa y yo– descubrí entre esa jungla de papel un calendario de 2005. Ya que no queda mucho de 2005, estuve a punto de tirarlo cuando leí el encabezado “Calendario Republicano de Derechos Civiles 2005”.
 
Me lo envió la Asociación Nacional Negra Republicana de Washington. Este calendario enumeraba mes a mes las diversas acciones realizadas por los republicanos a favor de los derechos civiles durante años.
 
Sin duda, había una necesidad de rebatir esa impresión de años y años en los que los demócratas eran pro derechos civiles y los republicanos anti derechos civiles, cuando la realidad es que un porcentaje más alto de republicanos que de demócratas votó por la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley del Derecho a voto de 1965.
 
Hasta aquí todo muy bonito.
 
No obstante, el calendario presentaba una larga lista de minorías y mujeres que han sido nominados a altos cargos por republicanos o electos para ocupar cargos como republicanos. Si bien es bueno ver que los republicanos finalmente han despertado y se han dado cuenta que necesitan pronunciarse sobre derechos civiles – en realidad necesitan hacerlo en una enorme lista de temas– había algo inquietante en su forma de abordar la cuestión.
 
Los derechos civiles no pueden incluir todo lo que hace el gobierno y que beneficia a grupos en particular, individual o colectivamente. El caso global de los derechos civiles es que cada americano tiene derecho a ellos. No se trata de que los derechos civiles sean sobre cosas especiales que se haga para grupos especiales.
 
Incluso cuando hay razones persuasivas sobre la necesidad de dar ciertos beneficios especiales a ciertos grupos en particular –veteranos militares, por ejemplo– no hace falta llamar a esas cosas derechos civiles.
 
Mientras que los negros han luchado mucho tiempo para lograr los derechos que muchos otros americanos daban por sentados, no todo lo que ha ayudado a los negros en el pasado o que pueda hacerlo en el futuro es un derecho civil. En realidad, los más dramáticos avances económicos de los negros, tanto económicos como laborales, sucedieron en los años inmediatamente después de la promulgación de los derechos civiles en los 60.
 
El efecto de las políticas estatales sobre los negros no se puede juzgar como si estas políticas fuesen concebidas o llevadas a cabo con los negros en mente.
Ha sido axiomático por mucho tiempo, por ejemplo, entre los que estudian la economía americana que “una marea alta eleva a todos los barcos”. Cuando la economía ha marchado muy bien, ha habido años en los que los ingresos de los negros subieron más que los ingresos de los blancos.
 
Nadie se la juega más que los negros cuando se trata de los diversos planes para escoger escuela, que incluye cheques escolares, aunque el poder escoger escuela no es algo específicamente racial. La seguridad social tampoco es una política racial, pero los economistas que la han estudiado largamente la describen como un sistema que transfiere dinero de hombres negros a mujeres blancas, dada las diferentes esperanzas de vida de estos dos grupos.
 
Las leyes del salario mínimo han tenido un efecto adverso sobre el empleo de negros, especialmente los jóvenes, que son los que suelen buscar empleos de baja cualificación. Estos son los tipos de trabajo que se eliminan o reducen cuando el salario mínimo puesto por el gobierno sobreestima lo que esos trabajos valen para el empleador.
 
Este es un patrón que se encuentra en países alrededor del mundo así es que no es siquiera extraño para EEUU, y mucho menos para los negros americanos. Pero su impacto sobre ellos es especialmente duro.
 
Pocas políticas han tenido un efecto tan devastador sobre los negros como las severas restricciones en la construcción de casas bajo las leyes del “espacio abierto” que resultaron en precios exorbitantes de casas y alquiler de apartamentos consumiendo la mitad de los ingresos de hogares de bajos ingresos en muchas comunidades de California.
 
Casi invariablemente, esas comunidades están controladas por demócratas progresistas y los negros se han visto forzados a irse por los enormes costes de la vivienda. La población negra de San Francisco, por ejemplo, perdió 18.000 personas entre los censos de 1990 y 2000, a pesar de que la población total aumento, en ese mismo periodo, en más de 50.000 personas.
 
Es ya hora que ambos; negros y republicanos –tratando de atraerlos– centren sus políticas en términos de los verdaderos efectos sobre los negros y que dejen de llamar “derechos civiles” a las cosas cuando no lo son.
 
©2005 Creators Syndicate, Inc.
* Traducido por Miryam Lindberg

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