Rafael observa que se dice con naturalidad “la España profunda” o “la Alemania nazi”, pero, al llegar a “América Latina”, se pone sin artículo. No lo había observado, pero mi parecer es que cabe igualmente hablar de “la América Latina”. Ese artículo se puede colocar delante de cualquier país cuando lo exija la frase; por ejemplo, cuando al país o territorio siga un adjetivo. Hay que tener cuidado porque algunos países exigen el masculino, como “el Canadá francófono” o “el Japón milenario”. Me asalta una duda. ¿Cómo se diría, “la Austria imperial” o “el Austria imperial”? También tengo dudas respecto a “Estados Unidos” o “los Estados Unidos”. Quizá valgan las dos formas.
Jesús García Castrillo vuelve a llamar la atención sobre la mezcla de las formas “por qué, por que, porqué y porque”. La verdad es que es un poco lío. Pero, si se fija uno bien, las cuatro formas son legítimas. Veamos esta frase: “Por que me dices tu porqué, te digo: ¿Por qué no he de decirlo? Porque a ti no te guste, no es razón”. Casi me ha salido la letra de un bolero.
Gustavo Laterza (Asunción, Paraguay) observa que yo utilizo muy poco el punto y coma. Pregunta: “¿Es una actitud personal o responde a una tendencia periodística?”. Le diré. En España el punto y coma prácticamente ha desaparecido; es una pena. Yo lo utilizo más que la media de los escritores. Si no recurro más a ese dispositivo es porque me he marcado la norma de que las frases, entre punto y punto, no contengan más de 30 palabras.
Miguel A. Taboada (Castella de la Frontera, Cádiz) se queja de que en la COPE se dijera “ciento veintiún personas”. Está mal dicho. Lo correcto es “ciento veintiuna personas”. Es un error muy común. Se cometía con las pesetas: “veintiún pesetas”.
Borja R. Richart pregunta que por qué fue no lleva acento. Muy sencillo. La U (débil) y la E (fuerte) forman diptongo, es decir, forman un solo sonido. En consecuencia, fue es monosílabo. La regla general es que los monosílabos no se acentúan (a no ser que haya confusión; por ejemplo de y dé; este último del verbo dar).
La misma regla se sigue para Luis. No lleva acento por ser monosílabo, aunque la U y la I sean débiles. Víctor Miguel Gutiérrez Pérez dice que su procesador de textos pone siempre Luís con acento. Mal hecho. Quizá sea una influencia del catalán. Don Víctor Miguel señala algunas curiosidades. (1) La jota es la única letra que no aparece en la tabla periódica de los elementos. Incluso está la eñe, con estaño. (2) Son rarísimas las mujeres compositoras de música. (3) La Biología no es una ciencia amiga del castellano. Ejemplos: intemperismo, erodabilidad, biorremediadores, xérico. A saber lo que significan esos palabros.
Pere Carreras (Castellar del Vallés, Barcelona) se pregunta por qué soy yo el único que escribe el adverbio solo sin acento. Lo ignoro. Sigo la potestad que me da la Real Academia de no hacer esa excepción a la norma general de que las palabras graves terminadas en vocal no llevan acento. Es cuestión de adoptar el criterio de “la navaja de Ockham”, esto es, “lo más sencillo es lo mejor”. Solo en los trabalenguas y acertijos el adverbio solo se puede confundir con el adjetivo solo. En consecuencia, sin acento.
Mª Paz Castro (filóloga) opina que el plural de oxímoron puede ser tanto oxímoros como oximorones. También se puede dejar como invariable: “varios oxímoron”. Se queja doña Mª Paz de la expresión “violencia hacia la mujer”. Añado que en Madrid se dice oficialmente “violencia sobre la mujer”. Por lo visto lo de “contra” parece machista. La queja de doña Mª Paz se extiende a la construcción “desde el partido tal dicen” y comenta: “Podría decirlo cualquiera, fuera del partido o no, si anda por allí”. Razón tiene la filóloga.