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Agapito Maestre

Las mentiras del topo independentista

Alguien debería cesar inmediatamente a Jordi Sevilla o por mentiroso o por topo del independentismo

Las fiestas nacionalistas cada vez me producen más amargura. Incluida la de los catalanes y vascos. Los políticos localistas me parecen saltimbanquis. Pero lo peor de todo es el populismo del Gobierno, empezando por su presidente, dándole cobertura a toda esta tropa que quiere enfrentar a los españoles catalogándolos en ciudadanos de primera y de segunda. Ayer Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas, dio un paso más en la estrategia de Zapatero de asaltar al Estado desde su interior. Ayer Sevilla hizo al diario El Mundo unas declaraciones llenas de mentiras. Destacaré sólo tres para no extenderme en el afán demagógico que este hombre desplegó ayer en esta entrevista. En primer lugar, mintió sobre el acuerdo sobre la financiación del sistema sanitario español. No puede haber pacto entre todas las Comunidades Autónomas, si las gobernadas por el PP se niegan a firmarlo. En segundo lugar, mentía, es decir, afirmaba con intención de engañar, cuando declaraba que Zapatero no está negociando con los terroristas, o sus representantes políticos, beneficios penitenciarios para los presos de ETA.
 
Y sobre todo, en tercer lugar, mentía descaradamente al decir que “España ni se rompe ni está en desguace”, pues que él mismo con esta declaración está contribuyendo a que este proceso sea dilatado en el tiempo y poco doloroso, pero inexorable si siguen gobernando la coalición de socialistas y nacionalistas. Prueba que Sevilla está actuando como un horripilante anestésico de la ciudadanía española es su atrabiliaria opinión, coincidente con la del separatista Bargalló, de que Cataluña es una “nación sin Estado”. Si el ministro de Administraciones Públicas de España confunde una comunidad autónoma, que puede tener unas señas de identidad diferenciales de otras comunidades de España, con una “nación sin Estado”, entonces no estamos al borde de la catástrofe, ni tampoco al punto de la ruptura y el desguace, sino que España como nación ya no existe. La definición de Estado-nación española ha desaparecido. España ha dejado de existir como nación soberana.
 
Alguien debería cesar inmediatamente a Jordi Sevilla o por mentiroso o por topo del independentismo. ¿Quién lo hará? Desde luego, no será Zapatero quien mueva un dedo, porque fue el primero en propagar la inmundicia independentista de que Cataluña es una nación sin Estado al equiparar nación y nacionalidad. En cualquier caso, las tesis de Sevilla son equivalentes a la de los secesionistas. Pues que si Cataluña fuera una nación sin Estado, entonces tendría derecho a exigir su propia soberanía al margen de España.
 
Lo peor de todo, lo más trágico, es que mucha gente empieza a dar por bueno las opiniones de Sevilla y Zapatero. Es como si nos estuvieran asaltando nuestra casa, España, pero tragamos, mientras no nos hagan pupita. ¡Imbéciles! El personal no quiere enterarse de que la fuerza, la violencia, está por venir.
 
Los palanganeros de los independentistas, caritas buenas y aseadas del PSOE, empiezan a dar asco. ¡Dinamitar desde dentro España! He ahí la gran función del PSOE para el desgobierno español.

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