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EDITORIAL

Infamia en Amurrio, mentiras en la ETB

Los así llamados por la ETB “presos políticos” están entre rejas por fijar los objetivos a la ETA facilitando información de sus futuras víctimas o por atacar con granadas un cuartel de la Guardia Civil

Santos Berganza Zendegui, antiguo miembro de la Ertzaintza condenado a 16 años de prisión por facilitar información sobre militares y policías a la banda terrorista ETA. José Ángel Biguri Camino, terrorista convicto que cumple condena desde hace 14 años por participar en un atentado contra la Casa Cuartel de Llodio. Ambos terroristas son, desde anteayer, “reina” y “dama de honor” de las fiestas del pueblo alavés de Amurrio. Y no es una broma. El infame homenaje realizado en efigie en el mismo balcón del ayuntamiento ante un nutrido grupo de radicales que vociferaban consignas abertzales se lo deben a la generosidad de su alcalde, Pablo Isasi, miembro de la coalición PNV-EA.
 
Nuestro Código Penal no deja lugar a equívocos. Enaltecer o justificar públicamente los delitos de terrorismo o a quienes hayan participado en su ejecución está castigado por la Ley. Esto, trasladado al lenguaje de la calle, significa que si un individuo patrocina homenajes a etarras puede –y debe– ser denunciado y puesto ante los tribunales. El alcalde de Amurrio ha violado lo contenido en el Código Penal auspiciando un aquelarre dentro de la corporación que preside porque, si bien es cierto que los habitantes de Amurrio pueden elegir como reina de las fiestas a quien les parezca conveniente, no lo es menos que otorgar semejante honor a una pareja de terroristas choca frontalmente con lo dispuesto por el legislador, con el sentido común y con el respeto a las víctimas. Pablo Isasi, alcalde nacionalista que, a la vista está, regenta el municipio sólo para los que le votaron y para la minoría proetarra, tendrá ahora que enfrentar las derivaciones legales de sus actos.
 
Siendo del todo intolerable la insensibilidad del primer edil de Amurrio, es más insultante aún el tratamiento que esta información ha tenido por parte de los servicios informativos de la televisión autonómica vasca. En la noticia que publicaban ayer por la mañana en su sitio web, la nota de redacción de ETB decía textualmente: “Las fiestas de Amurrio han dado comienzo llenas de polémica, y es que, dos presos políticos han sido nombrados "reina" y "dama de honor" de estas fiestas por una cuadrilla.” Si no fuese porque la cadena televisiva del Lehendakari nos tiene acostumbrados a episodios similares de fraude informativo y manipulación desvergonzada hasta nos sorprendería ver por escrito que a dos miembros de la ETA se les rebautiza como “presos políticos”.
 
No es esto, sin embargo, óbice para que recordemos desde aquí a Jaime Otamendi, jefe de Informativos de ETB, que, mal que le pese, en España no hay presos políticos. Nadie es llevado a prisión en nuestro país –que es el mismo que el de Jaime Otamendi– por expresar sus ideas políticas. Los así llamados por la ETB “presos políticos” están entre rejas por fijar los objetivos a la ETA facilitando información de sus futuras víctimas o por atacar con granadas un cuartel de la Guardia Civil. Desde que recobramos la democracia no tenemos, en definitiva y por fortuna, que ver como a alguien se le encarcela por pensar diferente y exponerlo por medios pacíficos. Muy al contrario, en el “paraíso” nacionalista que han construido, entre otros, gentes como Isasi u Otamendi, muchos se han visto privados de libertad y enterrados durante meses en zulos para mayor gloria de una nación vasca que no existe más que en los febriles sueños de quienes han secuestrado a punta de pistola a una región que se merece mejores políticos sí, pero también mejores periodistas.

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