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Víctor Gago

Una noche con Brad

Todo es de una naturalidad forense en progrelandia. La libertad se celebra por fuera del tiempo y del espacio.

Con este calor, Jerónimo Saavedra dice que pasaría una noche con Brad Pitt. Es sólo una fantasía venial, un ojo sin párpados que el ex ministro, de 69 años, se permite guiñar en una de esas entrevistas de cuestionario fijo que socorren la sequía periodística de verano. ¿A qué personaje real o de ficción le gustaría conocer? “A Tom Cruise porque nacimos el mismo día, sé que el año no coincide, pero da igual, lo cierto es que no me importaría conocerlo”. ¿Y con cuál pasaría una noche de pasión? “Con Brad Pitt”.
 
El chorro a presión del outing consigue el acoplamiento de generaciones. Se sale del armario para entrar en el azogue de Dorian Gray. Le he llevado el Super Pop a mi abuela de 80 años para preguntarle si Justin Timberlake le pone. Y a su marido, mi abuelo, le he mostrado un fondo de pantalla de Cameron Díaz para medir su respuesta hormonal.
 
Todo es de una naturalidad forense en progrelandia. La libertad se celebra por fuera del tiempo y del espacio. Sólo si perteneces a la élite que sabe salir de la represión con el viento a favor, puedes saltarte la cola generacional para pasar una noche con Brad Pitt. Nada tan conservador como el ideal de belleza del progresismo de marca. Tom Cruise y Brad Pitt, arquetipos románticos de la madurez socialista. Corín Tellado tenía fantasías másheavies. Truman Capote habría preferido a Eminem, y Thomas Mann elegiría a alguien como Jude Law para pasar una noche enGattaca, pero la imaginación socialista parece que no pasa deTop Gun. Se liberan, y lo primero que se les ocurre es ir a celebrarlo al Museo de Cera.

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