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El error de Zapatero

El presidente español no lo puede explicar porque la única explicación reside en la palabra y los planes de Bin Laden a quien Rodríguez Zapatero deja de lado por que no le cuadra en su visión de Alianza de Civilizaciones

Rodríguez Zapatero ha tenido una nueva oportunidad, esta vez en rueda de prensa tras su reunión con el premier británico Tony Blair, de reafirmarse en su visión del terrorismo jihadista como un fenómeno explicable y justificable por lo malo de muchas políticas occidentales hacia la zona del Golfo, desde la causa palestina a la guerra de Irak. Para Rodríguez Zapatero la motivación inequívoca de los terroristas islámicos estriba en lo que los países democráticos occidentales hacemos. Es verdad que hubo en su tiempo un cierto debate sobre las causas del terrorismo y que los expertos se dividieron en dos grandes campos: quienes veían en el apoyo a Israel o a los regímenes tradicionalistas, la motivación del terrorismo; y quienes creían que el odio fundamentalista no se deriva de lo que hacemos mal, sino de lo que somos, países democráticos, liberales, laicos, mucho más dinámicos, avanzados y atractivos que el mundo musulmán. Pero ese debate está ya superado aunque el presidente español no lo sepa.
 
Y por una razón muy simple: ¿cómo explica Rodríguez Zapatero el auge del terror islámico en los últimos años y no antes, cuando las relaciones de dominación e imperiales eran mucho más opresoras para el conjunto del mundo árabe? ¿Cómo explica el presidente español que la mayoría de víctimas del terrorismo islámico no sean occidentales sino buenos e inocentes musulmanes? El presidente español no lo puede explicar porque la única explicación reside en la palabra y los planes de Bin Laden a quien Rodríguez Zapatero deja de lado por que no le cuadra en su visión de Alianza de Civilizaciones, visión nada beatífica, dicho sea de paso, sino que expresa una actitud de sumisión frente al mundo musulmán.
 
Es la debilidad lo que provoca la agresión del fuerte al débil. Y no nos engañemos, los seguidores de Bin Laden se creen superiores a nosotros en voluntad de resistencia, en capacidad de actuar, en paciencia estratégica y en la visión última que guía sus pasos. La Yihad no es cosa de broma. Y se lo han creído, desgraciadamente, no porque de verdad ellos sean más fuertes, sino porque el mundo occidental en su conjunto ha ido aceptando el presupuesto de que nada vale lo suficiente como para enfrentarse al enemigo con la fuerza. Apaciguamiento y sumisión, esos son los dos pilares sobre los que se ha construido, al menos en Europa, la relación con el mundo árabe, con la civilización musulmana.
 
Rodríguez Zapatero está cometiendo un dramático error porque en el mejor de los casos el tiempo que gana hoy le hará perder todo mañana. El presidente del Supremo se equivocó: no estamos ante la tercera Guerra Mundial, esa ya se ganó durante la Guerra Fría frente a la Unión Soviética. Nos enfrentamos a la IV Guerra Mundial. Aunque Zapatero se resista a reconocerlo.

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