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Ignacio Villa

Un Gobierno fatigado y atrofiado

Al final Zapatero está teniendo su propio Prestige. Entonces, ante aquel accidente ecológico sin víctimas, los socialistas se lanzaron a la calle. En esta ocasión, también se ha producido una desgracia ecológica, pero además han fallecido once personas.

Cuatro días después del incendio de Guadalajara no hemos tenido el "honor" de escuchar públicamente al presidente del Gobierno. Zapatero sigue escondido sin aparecer por el lugar del suceso y sin acudir al tanatorio a consolar a las familias de las víctimas. ¿Qué esconde el jefe del Ejecutivo?, ¿de qué se siente culpable?, ¿dónde está la frescura que decía tener?
 
El presidente del Gobierno se ha encontrado con la moneda que utilizó en la oposición. El que se erigió en el "salvador" de no se sabe que felicidad, ha topado con la dura realidad. Y está recibiendo su justo pago. Desde el Partido Socialista se ha utilizado durante años el dolor de la desgracia ajena como motivo de ataque político. Lo han hecho sin orden ni concierto. Y ahora se han dado cuenta de que ante los accidentes es mejor no hacer una pira política.
 
De todas formas, en esta ocasión hay algo más que una desgracia. Estamos ante una clara negligencia en la gestión del incendio de Guadalajara. Negligencia del Gobierno central y del Ejecutivo de Castilla-La Mancha. Una auténtica colección de despropósitos unido a una inutilidad –casi congénita– y coronado por una ausencia de coordinación política que nos deja lo que nos deja: un Gobierno cansado y acabado.
 
El síntoma más claro de esa actitud fatigosa del Ejecutivo es la nula capacidad de reacción de Zapatero. Con torpeza en las formas y atrofia en las decisiones el Gobierno socialista esta afrontando esta crisis descolocado y con el pie cambiado. Sin fuerza, sin fuelle, sin recorrido. En Moncloa se viven estos días de julio como una auténtica tortura. Más pendiente Zapatero de su próximo viaje a China que de las necesidades de los ciudadanos; el presidente del Gobierno se ha escondido. Y estamos ante una auténtica crisis, que deben afrontar.
 
Al final Zapatero está teniendo su propio Prestige. Entonces, ante aquel accidente ecológico sin víctimas, los socialistas se lanzaron a la calle. En esta ocasión, también se ha producido una desgracia ecológica, pero además han fallecido once personas. Con el agravante de una clara falta de previsión y de una evidente ausencia de medios para sofocar el incendio desde su inicio. Demasiados errores, demasiadas omisiones para que el presidente del Gobierno se parapete en su torre de marfil.

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