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Juan Carlos Girauta

Una oportunidad para reflexionar

Cuando llegan elecciones generales, los problemas le surgen al partido en Cataluña y Andalucía, y si hay algo que los de Rajoy no pueden permitirse es seguir descendiendo en ambos lugares.

Para decepción del frente anti PP, el incidente Piqué ha agotado su jugo. La forma en que ha sido zanjado confirma la autoridad de Rajoy, y el protagonista se ha disculpado sin dejar de mantener sus legítimos puntos de vista sobre la estrategia a seguir en la que considera una nueva etapa. La unidad de la España liberal-conservadora, indispensable para desplazar del poder al PSOE, no está en peligro. Como tampoco lo está la posibilidad de plantear desde dentro iniciativas diferentes y cualificadas en cuanto a la línea de acción política.
 
Obsérvese que todo esto se refiere a aspectos formales. En cuanto al fondo, el incidente puede ser interpretado como una excelente oportunidad para que el PP de Cataluña se replantee una serie de esquemas mentales y sobreentendidos en los que los actuales dirigentes vienen basando sus decisiones, línea de comunicación, relaciones institucionales y articulación con el proyecto nacional. Y también una oportunidad para interrogarse sinceramente acerca de la proximidad o distancia de los sobreentendidos de los dirigentes con los de su gente. Para preguntarse por qué muchos catalanes se salen de la corrección política local –del lenguaje y los tópicos sin riesgos de los medios de comunicación, el poder autonómico y municipal, la Universidad, los colectivos empresariales o culturales– y militan en el PP. O lo votan en silencio.
 
Un PPC con cierta masa crítica es indispensable en el escenario español. Cuando llegan elecciones generales, los problemas le surgen al partido en Cataluña y Andalucía, y si hay algo que los de Rajoy no pueden permitirse es seguir descendiendo en ambos lugares. No hay muchas explicaciones para que un político de la valía, experiencia y dotes comunicativas de Piqué no se alce con mejores resultados. Cuando se refiere a los grandes asuntos, sus intervenciones públicas son claras, eficaces y pedagógicas. Y sin embargo…
 
Y sin embargo, los sobreentendidos que sustentan su estrategia específicamente catalana no acaban de conectar con los catalanes a los que representa. Hay ciertas convicciones, explicitadas en varias ocasiones por su mano derecha, que casan mal. Por ejemplo:aún hay espacio “para avanzar en el autogobierno” de Cataluña y en la protección del catalán, ergo la presencia del PPC en la negociación del nuevo estatuto tiene sentido más allá de la conveniencia estratégica. Aun así, sabemos que los catalanes pasan de ese proceso artificial, diseñado por una clase política cuyo divorcio de la realidad denunciamos a diario.

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