Claudio Verdú Egea (Rivas-Vaciamadrid, Madrid) encuentra que en los medios de comunicación ─incluso LD─ algunas veces se confunden los adjetivos “patente” con “latente”. Aclaremos la diferencia. Patente (= claro, evidente, visible, manifiesto). Latente (= oculto, encubierto, aparentemente inactivo, disimulado). Como puede verse, son dos palabras con sentidos opuestos. Recuerdo la famosa expresión de mi maestro Robert K. Merton: manifest and latent functions. Podría traducirse por “funciones patentes y latentes”, en el sentido de dos funciones distintas, cuando no opuestas. En inglés suenan las dos palabras a difíciles latinismos, pero en español deberían ser familiares.
Alfredo Sandovar dice que ha oído decir a Federico Jiménez Losantos la voz entusiásticamente (= de manera entusiástica, con mucho entusiasmo). A don Alfredo le parece un anglicismo; opina que sería mejor entusiasmadamente. En mi opinión cualquiera de las dos valen. No obstante, el diccionario de Seco solo trae entusiastamente y entusiásticamente. En cambio, estoy de acuerdo con don Alfredo en que deberíamos decir Rumania y no Rumanía (que procede del francés). Más discutible es la opinión de don Alfredo al ridiculizar la voz virtualidad cuando tenemos virtud. No son la misma cosa. La virtud es el “hábito de obrar de manera acorde con la moral”. La virtualidad es la “cualidad de virtual”, cuando lo virtual equivale a “lo no efectivo o real, aunque tiene todas las posibilidades de serlo”.
Óscar Saiz me pregunta por el origen de impepinable. Es tanto como decir “definitivo, indiscutible” de un modo coloquial. Me suena que es una palabra introducida en el siglo XX como tantas otras de la jerga juvenil y desenfadada, del estilo de acoquinarse, cuchipanda, escabechina, suripanta, paripé, pistonudo. Son voces que se imponen por su sonoridad.
José Luis Gallego López registra el insulto “tonto del haba” por parte de sus hijos. Quiere saber el significado de esa expresión. Es claramente una grosería, puesto que el haba es el equivalente vulgar de “pene”. Se mezcla también el sentido denigratorio de las habas como una legumbre flatulenta, asociada a la comida de animales y, por tanto, a la estupidez.
Vicente Castillo Provenza se extraña de la palabra avuncular (= referido a los abuelos) que yo empleaba en un escrito anterior. Asegura don Vicente que no la ha encontrado en el DRAE. Creo que es un cultismo mal traído por mi parte. Avunculus en latín equivale a tío (= hermano de la madre) y avunculus magnus es lo que nosotros llamamos “tío abuelo”. Retiro lo de “avuncular” como referido a los abuelos. Pero en ese caso no tenemos palabra, ahora que hay tantas cosas referidas a los abuelos.
Todavía colean las investigaciones sobre la divertida acepción de trucha como “homosexual”. Juan Carlos Blanco Lieti confirma el significado de trucha como “desvergonzado o mentiroso” que tiene en la Argentina. Añado que puede que respire por ahí la asociación que tiene en inglés la tradicional postura del homosexual metido en el “armario”, esto es, oculto.