... Si me alegro personalmente por alguien tras la agónica victoria madridista en la final de la Liga ACB es por Alberto Herreros, caballero de la triste figura del baloncesto español, maldito de la canasta que, de no haber sido por ese complicadísimo triple lateral a falta de cinco segundos para el final del partido del Buesa Arena, habría pasado, injustamente eso sí, a la historia de nuestro basket como un jugador irrelevante. Herreros ha ganado varios títulos de importancia y es el jugador que más puntos ha conseguido en la ACB desde su fundación, además de liderar con solvencia la lista de triples. No es, por lo tanto, un jugador intrascendente sino más bien todo lo contrario, nuestro auténtico Oscar Schmidt Becerra, aquel espigado alero brasileño que ametrallaba una y otra vez el aro.
... Acertó el pitoniso Querejeta. Tras los fallidos augurios de Jaime Ortí, Joaquín Caparrós o Manuel Ruiz de Lopera, el presidente del Tau vaticinó que el Real Madrid ganaría la Liga "sí o sí". Y finalmente la ganó porque sí, acertó Querejeta. Ayer pasé de refilón por encima de las declaraciones de Querejeta, pero hoy quiero hacer hincapié en lo impresentables y desafortunadas que fueron. Los clubes no pueden tener una actitud tan "mingafría" en situaciones como éstas. Es inaceptable que el presidente de un club que hace poco ganó el doblete y que ha estado representando al baloncesto español en la Final Four deje entrever que el Real Madrid cuenta con el favor arbitral. Lo peor es que Querejeta mintió a sabiendas de que lo estaba haciendo. Ya está bien.
... Florentino Pérez dice ahora, así, de repente, que apostarán por el baloncesto. Ojalá sea así. A esa sección la llevan faltando al respeto desde hace demasiado tiempo. El triple de Herreros tiene, por lo tanto, un valor doble. Ya no recuerdo quién fue el primer presidente del Real Madrid que quiso fulminar la sección de baloncesto. Y luego ha pasado tanto mediocre a lo largo de estos últimos años, tanto desecho de tienta, que no me extraña que Florentino se haya excitado viendo los saltos de Gelabale, la furia de Reyes y la genialidad de Bullock.
