Un artículo de la CNN (leído vía Eduardo Arcos) apunta a la incipiente explosión del comercio online que estamos viviendo desde hace aproximadamente un año. Primero de forma tímida. Ahora abiertamente. El regreso de la confianza en el potencial del comercio electrónico y los servicios en línea ha vuelto tras varios años de apatía. Las startups han vuelto a aparecer en el horizonte, pero sin financiaciones millonarias y sin espectaculares salidas a bolsa. La explosión de la banda ancha (cada vez más cerca de ser una realidad en España con el advenimiento de la competencia real) ha hecho que los consumidores vayamos perdiendo el miedo a comprar en la Red, y sólo en España ya se crece por encima de los dos dígitos a pesar de muy mejorable estado de nuestro comercio electrónico.
No debemos desterrar frívolamente el miedo a una nueva burbuja. La acción de Google rozando los 300 dólares es una noticia buenimala para quienes creemos en el comercio electrónico. Y lo digo porque hay tantos aspectos positivos como negativos. Positivos: los inversores están recuperando la confianza para invertir en nuevas empresas, Google responde con hechos (y crecimientos espectaculares) al auge de su acción, y la empresa estandarte de esta segunda ola tiene unas perspectivas sólidas y muy claras ambiciones respecto a su modelo de negocio y su futuro. La acción de Google puede ser una burbuja, pero la realidad contable de Google es indiscutiblemente brillante. Nada comparable al Amazon de la otra burbuja, paradigma de las pérdidas y modelo a hombros del cual se pedían financiaciones millonarias para proyectos descabellados y pérdidas crónicas. Debemos pensar que los inversores han aprendido la lección.
Negativos: existe el riesgo de que vuelva a surgir un cierto síndrome de la fiebre del oro, tanto entre inversores individuales como de capital riesgo. Las perspectivas económicas no son malas y está claro que la población online crecerá en los próximos años, pero eso no significa que triunfar en esta nueva era vaya a ser más fácil de lo que lo fue años atrás. Sigue existiendo el riesgo (yo casi diría que la certeza) de que muchos millones de dólares invertidos en la nueva ola de empresas acaben en la basura, y los inversores deben ser conscientes de ello antes de meter un céntimo en una empresa de nueva creación. La Red sigue (y seguirá) siendo un campo minado para cualquiera que entre en ella, porque es un campo de vertiginosa evolución y, en cuanto tal, impredecible.
Si algo ha demostrado la experiencia de estos diez años de “Internet en bolsa”, por así llamarla, es que lo mejor es construir los negocios desde los cimientos. Recordemos Boo.com, paradigma de lo contrario. Recordemos Ecuality, el “Amazon español”, víctima del hype y de la nefasta gestión. Sin embargo, pequeños negocios que empezaron en la época de la burbuja han demostrado seriedad, paciencia e inteligencia en la Red, y ya capitalizan su éxito. En España, por poner dos ejemplos, Optize o DVDgo. En Estados Unidos ya los hay a cientos.