No sabíamos muy bien cuáles eran las razones que habían llevado al ministro Bono a "resucitar", hace unos días, el caso de las detenciones ilegales de dos militantes del Partido Popular. Estaba claro que iba a salir escaldado judicialmente de esta patraña por lo que su interés por recuperar la historia tenía que tener una razón de fondo.
Han pasado sólo dos días y ya lo hemos descubierto. Bono era consciente del inminente sobreseimiento de la denuncia, por lo que decidió armar ruido a lo grande para intentar amortiguar el bofetón. Ha montado un sarao de tal magnitud que el ministro de Justicia y el Fiscal General del Estado han entrado al juego por ineptitud o por obligación; pero la realidad es que se han visto arrastrados a esta nueva mentira del Gobierno, sabiendo que estaban faltando a la verdad y a los derechos básicos de los ciudadanos.
Primero fue el ministro Bono quién habló de unas imágenes de una agresión que nadie ha visto; luego llegó Conde Pumpido diciendo que vociferar cerca de un ministro es motivo para ser sospechoso; y ha redondeado la historia el propio ministro de Justicia añadiendo que es "harto dudoso" que las detenciones fueran irregulares.
En fin, ¿alguien ha visto tanta mentira en tan poco tiempo? ¿Se puede desfigurar la realidad con tanta torpeza y con tanta maldad? ¿Se puede montar una falsa historia desde el poder político sin que nadie asuma la responsabilidad de la falsedad? Las detenciones ilegales de dos militantes del Partido Popular, la reacción del Gobierno, las mentiras rastreras y la violación de los derechos básicos de cualquier democracia son razones más que suficientes para que provocara una seria crisis de Gobierno; aunque como ya saben con Zapatero nunca pasa nada, y sí pasa miran hacia otro lado y punto.
El llamado "caso Bono" no es una simple anécdota, no es un despiste o un error. Es una ruptura flagrante de los derechos constitucionales. Derechos rotos por una decisión de un Gobierno que se dice del talante y que ha recuperado las formas más duras de la dictadura franquista. Y, por cierto, este "caso" deja a muchos malheridos. Apunten: el Delegado del Gobierno en Madrid, el ministro del Interior, el titular de Justicia, el Fiscal General del Estado y el ministro Bono. Estamos, sin duda, ante una nueva forma de talante: el talante de la mentira.